El juez Penalva volvió a demostrar ayer que no piensa mantener una posición contemplativa frente a un caso de corrupción, sobre todo cuando los protagonistas del caso que se investiga son policías locales del Ayuntamiento de Palma. Por ello, anoche ordenó el ingreso en prisión sin fianza de uno de los cuatro agentes detenidos que fueron trasladados por la mañana al juzgado. Los otros tres agentes quedaron en libertad con cargos, obligados a comparecer periódicamente ante el Juzgado y con el pasaporte retirado.

El agente que ingresó en prisión es Nicanor Góngora, quien ya fue detenido en el caso de los Ángeles del Infierno y estuvo más de un año preso, y se une a los otros cinco compañeros que han dormido dos noches en el centro penitenciario de Palma. La fiscalía mantiene que este policía ofrecía servicios de seguridad a los locales nocturnos, aprovechando que se encargaba de los controles en estos negocios.

Este servicio de seguridad lo formaban los propios policías locales, que debido a su presencia en las puertas evitaban que la Patrulla Verde pudiera realizar inspecciones en las instalaciones. Lógicamente, también se evitaban la posibilidad de expedientes de cierre por incumplimiento de las normas municipales.

Nicanor Góngora, que llegó a ser conocido como "el policía de la radio" porque intervenía cada semana en un programa radiofónico local, solicitaba dinero a estos empresarios. Llegaba a cobrar hasta 1.000 euros por semana, según cita el juez, mientras que sus compañeros recibían únicamente 500 por ofrecer protección a estos negocios nocturnos. El agente ha llegado a confesar algunos de los hechos que le imputan.

Entre los policías que quedaron en libertad con cargos se encuentra el excomisario Rafael Estarellas, que llegó a ser el número 2 dentro del escalafón de la Policía Local de Palma, por debajo del intendente Antonio Vera, que está acusado de no haber movido un solo dedo cuando un funcionario le comunicó que se habían amañado las oposiciones internas y le entregó un acta notarial demostrando esta acusación.

Estarellas, según los investigadores, no solo no hizo nada para actuar contra los policías, sino que después anuló todos los expedientes sancionadores que se instruían contra un policía interino, que fue quien precisamente tuvo acceso a las preguntas del examen, pese a que él no se presentaba a estas pruebas para ascender. El excomisario, que ha sido rebajado de categoría hace algunas semanas, ya había sido imputado por el asunto del amaño de los exámenes. Cuando fue interrogado lanzó miradas amenazantes hacia el fiscal Subirán. Ayer no volvió a cometer los mismos errores y se mostró mucho más aplacado. En cualquier caso, negó los cargos que le imputa la fiscalía.

Los otros dos policías que ayer declararon y quedaron el libertad, ya habían sido arrestados en una operación anterior desarrollada hace algunos meses. Ambos están en libertad condicional. Los cargos que pesan sobre ellos son los mismos que la anterior ocasión que declararon, aunque ahora las pruebas que apuntan hacia ellos son mucho más sólidas. Los dos agentes, según los investigadores, también participaban en la organización de estos servicios de seguridad y, al mismo tiempo, acudían a los clubes de alterne para consumir gratis alcohol y mantener relaciones sexuales.