na foto de Torrelló, dos imágenes del pasado, tres instantes de la ciudad. El primer cuadro es el de la inauguración de una de las ferias de muestras que en los primeros años 60 y parte de los 70 se montaron en las avenidas y en sa Feixina. Se trataba de demostrar que España iba bien y Palma también. Las industrias se esforzaban por explicar a los visitantes cuan modernas eran y Smaya -lo que hoy es Emaya- ya alertaba sobre los riesgos del despilfarro del agua.
El segundo cuadro es el telón de fondo de la fotografía. Se trata del monumento al crucero Baleares inalterado. En su concepción original. Con el faro en la parte superior, el escudo de la gallina, la inscripción ´Mallorca a los héroes etc.´ y la escultura del marinero muriendo con el brazo en alto.
¿Y los instantes? El primero sería el de los años 40, cuando se impulsó la suscripción popular para erigir un monumento a los fallecidos en el hundimiento del crucero Baleares durante la guerra incivil. La cuestación resultó un fracaso. Por esta razón se urdió una treta mediante la que el conjunto se convirtió en un faro -sí, se supone que guía a los barcos- para que el ministerio de Obras Públicas financiara los trabajos. A la inauguración asistió el mismísimo Franco.
El segundo abarcaría la recuperación de la democracia, con los doce años de alcaldía de Ramón Aguiló o los cuatro de Aina Calvo, por citar a dos socialistas como José Hila. Ellos mantuvieron el monumento y se limitaron a despojarlo de símbolos fascistas y contextualizarlo. En tiempos de Aguiló se barajó un proyecto del arquitecto Pere Nicolau para reordenar el espacio de sa Feixina que sí eliminaba el monolito, pero no llegó a cuajar.
El tercer instante sería el actual. El acto de gobierno en el ayuntamiento de Palma incluye el compromiso de eliminar por completo el monumento. Desde 1975, España ha tenido más de 20 años de gobiernos socialistas en Madrid y 16 en el Ayuntamiento de Palma. ¿Había que esperar hasta 40 años después para tomar una decisión definitiva?
