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Palma a la vista

Un lugar de segundas

¿Qué ha dicho ´The Times´ con el cambio de color de Palma? ¿Sigue siendo la mejor ciudad del mundo para vivir? ¿O temen al rojo?

Proliferan los lugares de segunda mano en una ciudad que es bicéfala.

¿Qué pasará ahora que se han ido por el ojo de la cerradura de Alicia en el país de las maravillas los que se ufanaban de regir la ciudad mejor del mundo para vivir? ¿Qué ha dicho The Times tras el cambio político? ¿Seguirá siendo Palma, la mejor siendo roja, verde y morada? De entrada, se le ha perdido el ´de Mallorca´ que para algunos era algo así como el linaje; y para la mayoría, una apostilla con truco.

Mientras Palma se declara austera desembarazándose de duquesas y apellidos, crece en cabeza. Vamos a tener cuatro alcaldes: es decir, entra uno y aguarda el otro, pero aguarda mandando; entra éste y sale el primero, saliendo y gobernando a la vez. En total, cuatro selfies. En la hora del encantado de conocerme, convengamos que Palma es tacaña en marketing. Una ciudad de segundas,¡vaya!

Está bien este revuelo a los pies del verano porque relaja la perspectiva. Es difícil ser racional cuando vamos vestidos con trajes de sudor. Elecciones en mayo se traduce en sofocos de primera y segunda mano. Regálame un palo que me voy a hacer un selfie a la salud de la madre de todos los cambios.

Palma vuelve a ser tripartita, ojito con los triángulos que suelen acabar mal. A la vez, será más divertida porque el partido único, las mayorías absolutas son como esos cantos reiterativos que algunos entonan para meditar y que a otros nos da un sueño atroz.

Mientras en la ciudad bicéfala, que en común tiene que ambas son miopes, nada parece alterar su atento aliño para los millones de turistas que por la ciudad pasan.

En chanclas y bermudas, permanecen ajenos a una ciudad de segunda que sigue estando muy sucia. Esos miles se encuentran con una ciudad que les recibe con un edificio sin acabar, y nada produce más desazón que visitar una hermosa ciudad y tropezarse con infraestructuras millonarias sin abrir, donde la única vida es el repiqueteo gota a gota de unos pocos operarios.

Hay una serie de conatos de esperanza pero habrá que aguardar que no sean solo cantos de sirena. Ya no estamos en campaña. Hay que ser serios. Se han ganado unas elecciones y se ha prometido un cambio radical. Eso significa mucho trabajo, sensatez, capacidad de diálogo, flexibilidad y firmeza a la vez. No vamos a pedirles que sean un poco taoístas como no vamos a esperar que sean Sócrates, aunque el primer teniente de alcalde Miquel Costa es filósofo. Solo Palma podría situar a un amigo de la sabiduría en el departamento de Participación Ciudadana. Cierto es que vérselas con las entidades vecinales reclama un verbo con mucho raciocinio y una oreja tamaño caverna de Platón.

Cien días de puesta en marcha, de tanteos, de echar a rodar la maquinaria. Se presupone que si se presentaban, sabían a qué. Les damos carta blanca hasta que nos tengamos que poner la rebeca. Mientras tanto, ¡enhorabuena!

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