La antigua cárcel de Palma, situada en la carretera de Sóller, cada vez hace más visible su situación de abandono. Pese a que una empresa de seguridad privada se encarga de vigilar el recinto, el vandalismo ha hecho mella en el edificio. Aparte de las numerosas pintadas, también se pueden ver hierros rotos o focos que están a punto de caer, lo cual supone un peligro para los viandantes. En los últimos meses los vándalos han apedreado los cristales de las torres de vigilancia, que están resquebrajados y al borde de romperse.