Nunca una mudanza fue tan beneficiosa para una ciudad. La cofradía de Sant Sebastià nació hace tres años para que Kika Coll no tuviese que montar más fiestas la noche de la Revetla. "Desde hacía una década, una vecina y yo organizábamos Sant Sebastià en la calle Samaritana, donde vivíamos, pero me mudé a Can Vatllori. Mi primo, que siempre venía a esa fiesta con sus amigos, me dijo: ahora te toca a ti disfrutar la Revetla. Y crearon la cofradía", que ayer congregó a unas 300 personas en la calle Oms, frente al bar Can Vinagre. De los que se reunían de forma espontánea en el rincón llamado popularmente la 'plaza de Kika' a una multitud ataviada con un pañuelo verde y organizada en un pasacalles con un peculiar Sant Sebastià, que recorrió Oms, Sant Miquel y las callejuelas de sa Gerreria.

El objetivo de la cofradía, que se inspira en la creada en el siglo XVI para celebrar la fiesta del patrón, es "devolver al pueblo el espíritu participativo" que tuvo antaño, lejos del programa oficial del Ayuntamiento, porque creen que los palmesanos "tienen muy poco vínculo emocional con la fiesta de Sant Sebastià". Parece que lo están logrando, porque quienes siguieron el pasacalles y se aglutinaron en Can Vinagre a escuchar el pregón de Raphel Pherrer no solo se divirtieron, sino que se sintieron "parte de un grupo tan unido como las peñas de los pueblos", según destacó el colectivo Orgull Llonguet.

Nació el año pasado y se ha consagrado durante esta Revetla, ya que ayer también movilizó a numerosas personas con ganas de fiesta más allá del programa oficial de Cort. En su pasacalles, el protagonista fue el cabezudo de Miquel del Forn de sa Pelleteria -en honor al conocido pastelero de la Calatrava- y se sumaron a él muchos de los que empezaron la fiesta con la cofradía.

Antes de trasladarse con los de Orgull Llonguet al bar Siset, en la calle Concepció, quienes estaban en Oms bailando y bebiendo se llevaron una sorpresa al ver pasar por allí al presidente del Govern, José Ramón Bauzá, que volvía de la torrada del PP. De inmediato le abuchearon y este les respondió con una sonrisa forzada.

Ya lo dijo Pherrer : "Qué gusto da comenzar un pregón sin decir eso de dignísimas autoridades", lo que recibió numerosos aplausos. "Sobre todo -añadió- porque costaría mucho encontrar, hoy en día, una autoridad digna que no haya hecho una fechoría o que no haya callado ante las fechorías de otros". Los asistentes escucharon el crítico pregón y siguieron con la fiesta más participativa.