El síndrome del Bar Alaska se ha adueñado del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma a seis meses de las próximas elecciones municipales. Al igual que con el popular bar de la plaza del Mercat, el gobierno municipal de Mateo Isern, no sabe qué hacer ahora con los siete souvernirs de propiedad municipal situados en la Costa del Mercat. Todo ello pese a que el Ayuntamiento ya ha recuperado todos los derechos de arrendamiento y que los expedientes de expropiación de estos locales, iniciados en 2004, se realizaron con el fin de derribarlos y ampliar las escaleras que comunican la plaza Weyler con la plaza Major.

La junta de gobierno celebrada ayer aprobó el abono de 98.994 euros correspondientes al precio justo fijado para la expropiación forzosa del los derechos de arrendamiento del último local de los siete situados en esta zona que aún no era de propiedad municipal. Se trata de un souvenir que ocupa una superficie de 49 metros cuadrados, cuya expropiación, al igual que los seis restantes, debía destinarse a la ampliación del ancho de las escaleras.

No obstante, el teniente de alcalde de Hacienda y portavoz municipal, Julio Martínez, afirmó ayer que el equipo de gobierno pese a que el Ayuntamiento ya cuenta con todos los derechos de arrendamiento, no va a decidir qué hacer con estos locales, sino que va a someter la decisión a una especie de consulta pública.

El equipo de Mateo Isern considera que el mantenimiento o la desaparición de estos locales constituye una cuestión ciudadana "sensible", al igual que el mantenimiento o no del próximo Bar Alaska, de ahí que abogue por encontrar una solución consensuada.

En opinión de Martínez, el futuro de estos locales "es una cuestión aberta a la controversia ciudadana y política", por lo que se ha optado por "abrir un debate" en el que se deberá tener en cuenta, entre otras cuestiones, que el objeto inicial de las expropiaciones de los derechos de arrendamiento era el de ampliar el ancho de la escalera que discurre por una fachada lateral del Teatro Principal.

Entre las posibilidades existentes se incluye también, además de la demolición de estos locales, que suman una superficie de 215 metros cuadrados, su mantenimiento como ahora después de una remodelación y la convocatoria de un nuevo concurso o cambiando su uso actual de venta de souvenirs por el de otros productos.

La asociación proteccionista Arca ya se pronunció en 2011 a favor de la conservación de estos locales de propiedad municipal que tienen más de 150 años de antigüedad. En realidad estas casetas constituyen el vestigio que queda de cuando el mercado de abastos de la ciudad se situaba en la vecina Platja Major, y mantenía la comunicación con la plaza del Mercat. La cuesta primitiva fue sustituida con el tiempo por la escalinata actual, construida en 1851. A partir de 1876, se instalaron las casetas de madera, que son de propiedad municipal, aunque habían sido arrendadas.

Los locales se construyeron sobre un aljibe que data del siglo XVIII, que aún se conserva. Este depósito de agua se construyó para combatir los incendios que pudieran ocasionarse por el almacenamiento de semillas en el entonces denominado Teatre de las Comedies, hoy Teatre Principal. Por ello la entidad proteccionista ya pidió en su momento no solo que estas casetas no se derriben sino que se rehabiliten con el objeto de mejorar la imagen de un lugar muy transitado por turistas. El Plan General de Ordenación Urbana en vigor prevé el derribo de estas edificaciones con el fin de ampliar el vial existente.