La urna utilizada antaño para la las votaciones de los hijos ilustres y adoptivos se empleó en el pleno de ayer para dilucidar si la ciudad se declaraba contraria a la celebración de corridas de toros, tal como reclamaba el grupo municipal Més y diversas asociaciones vecinales y animalistas.

El grupo municipal del PSOE solicitó que la votación fuera secreta, porque se había dado libertad de voto a sus nueve miembros, algo que aceptaron tanto el equipo de gobierno como los concejales econacionalistas.

La votación secreta no hizo variar, sin embargo, el parecer de ninguno de los concejales del equipo de gobierno y el recuento de la votación realizado por el secretario adjunto de la Corporación, Miquel Ballester, fue de 17 noes a la declaración de Palma como ciudad antitaurina.

En las filas socialistas hubo una deserción. Uno de sus nueve concejales se abstuvo mientras que los ocho restantes votaban positivamente la declaración, al igual que los tres ediles de Més.

El sistema de votación secreta ya se utilizó en el pasado mandato cuando, con la abstención del PP -en la oposición-, se declaró la ciudad como libre de circos con animales.

La propuesta no aceptada también incluía el rechazo a la declaración por parte del Congreso de las corridas de toros como Bien de Interés Cultural y la excepción de la ley Balear a la prohibición.