Durante el siglo XIII la parroquia de Santa Eulalia se extendía más allá de los límites marcados por las murallas de Palma, teniendo que atender al resto de habitantes repartidos por parte del extenso término de la ciudad. Lo mismo sucedía en el interior de la urbe, pues Santa Eulalia era la parroquia más grande, con la sobrecarga de trabajo que esto suponía para el rector, vicario y demás personas que atendían las necesidades de la parroquia. Por este motivo, cuando aún no habían transcurrido cien años desde la conquista de Medina Mayurqa, concretamente en 1302, se dividió en dos la demarcación territorial intramuros de Santa Eulalia. Así fue como nació la nueva parroquia de San Nicolás.

En un primer momento se procedió a la construcción de un templo sencillo, en la línea de lo que la historiografía ha ido denominando iglesias de repoblación. Se trata de pequeñas iglesias, que en planta presentan de una sola nave, con la cabecera plana, mientras que en alzado se articulan a partir de arcos diafragma sobre los cuales solía descansar una cubierta de madera a dos vertientes. Dentro de esta tipología de edificios nos vienen enseguida a la memoria ejemplos todavía existentes en la actualidad, como pueden ser las iglesias de San Pedro, en pleno bosque de Escorca o Santa Ana, en Alcúdia. Ésta primera y sencilla iglesia parroquial, conocida como Sant Nicolau Vell, con cementerio incluido, se erigió en el solar que hoy ocupa la plaza del Rosari. Pronto se pudo comprobar que las reducidas dimensiones de la iglesia no satisfacían las necesidades de la parroquia, en continuo crecimiento demográfico, y a los cincuenta años de su creación se tuvo que hacer un nuevo templo. Por lo que respecta a Sant Nicolau Vell, ésta subsistió a los avatares de la historia. A finales del siglo XV se descubrió una espléndida talla de un Cristo Crucificado que fue muy venerado por los palmesanos en este pequeño templo. Desgraciadamente, Sant Nicolau Vell fue víctima de la desamortización de Mendizábal, siendo demolida en 1836. La magnífica talla del Crist de Sant que se allí se encontraba, en la actualidad preside el presbiterio de la parroquia de Ntra. Señora de la Salud del Terreno, en Palma.

Por lo que respecta al nuevo templo, en 1343, el rector y sus feligreses, obtuvieron permiso del rey Pedro el Ceremonioso para buscar y comprar unos nuevos terrenos destinados a levantar un nuevo templo parroquial. Finalmente se consiguió un solar, el mismo que en la actualidad ocupa la iglesia parroquial. Hacia 1348 las obras ya estaban adelantadas. Según el estudio de Mn. Baltasar Morey, el nuevo templo debió de ser sencillo, de una sola nave con cubierta de bóvedas de crucería, no debía distar mucho su aspecto del que todavía hoy podemos contemplar en el interior de la iglesia de San Jaime de Palma. Para la financiación de las obras se obtuvieron donativos de toda la feligresía, aunque las aportaciones más notables debieron provenir de la familia Pax, que recordemos poseían su casa solariega a pocos metros del templo parroquial, en la actual Can Berga, sede del Tribunal Superior de Justicia de Baleares. También destacó por sus donaciones el noble Arnau Desmur, que financió la cabecera de la iglesia. Por desgracia el edificio no consiguió cumplir los cien años, ya que a mediados del siglo XV se derrumbó casi por completo. Hoy sabemos que el terreno escogido en su día por los feligreses para construir la iglesia no era, ni mucho menos, el lugar más idóneo. El cauce del torrente de sa Riera, pasaba a pocos metros del solar lo que explica de la existencia de un subsuelo arenoso y movedizo, lo que ocasionó el inesperado e implacable derrumbe. Los herederos de Arnau Desmur y la familia Pax, volvieron a demostrar su generosidad e implicación con la parroquia al volver a dar importantes donativos para reconstruir el templo. En esos momentos se construyeron la fachada principal, que describe la traza típica del gótico catalán: cuadrada y flanqueada por dos torreones octogonales; los dos portales, mayor y lateral (atribuidos a Francesc Sagrera); y las pinturas góticas de San Nicolás (obra de Miquel d´Alcanyís II) y San Magín. En el siglo XVII hay constancia de que el edificio necesitaba de una reforma, momento en el cual se aprovechó para introducir en el templo gótico las formas del barroco. A finales del siglo XVII se construyó el campanario y en los primeros años del siglo XVIII, se rehizo el ábside dándole forma de una concha. La antigua cubierta gótica fue substituida por una de bóveda de cañón, se arreglaron las capillas laterales, dando nueva forma a sus basamentos y se construyeron unas tribunas con arcos y balaustradas. A finales de 1712 se bendijo la nueva remodelación. A principios del siglo XIX se coronaron las dos torres de la fachada principal, todavía dentro del lenguaje clasicista. Ahora bien, el estilo neogótico, propio del siglo XIX irrumpió con fuerza en San Nicolás de la mano del polifacético vizconde de Rocaberti, D. Joan Miquel Sureda y Verí, quien construyó, entre otras cosas: las ventanas "coronelles" de las tribunas ubicadas en la parte anterior del templo; el actual rosetón de la fachada principal, decorado con vidrieras artísticas de la Casa Amigó; o el frontón que remata la fachada con una crestería de flores de lis. Con estas actuaciones decimonónicas el templo adoptaría el aspecto que hoy contemplamos. A aquellas personas que les gusta buscar el caracol y el dragón en la fachada del Ayuntamiento de Palma, les gustará saber que en San Nicolás los volvemos a encontrar paseándose por las piedras, esta vez en el interior del edificio. Quien ha entrado allí y se ha paseado por la parte de la epístola, seguro que ha tenido ocasión de ver al caracol, incansable y completamente indiferente a nuestras muestras de sorpresa.

(*) Cronista oficial de la ciudad