Antonio Olor lleva desde hace 21 años regentando la Cuchillería Amengual, ubicada en la plaza Progrés. Continúa la tradición de una familia que desde 1952 ha afilado los cuchillos de los vecinos de Palma.

-¿Cuál es el secreto para afilar un cuchillo?

-No hay secretos, ni escuelas. Es un oficio que se transmite de padre a hijo. El secreto lo enseña tu padre y la práctica. Parece fácil, pero es muy difícil. El aprendiz que tengo lleva seis años y tan solo puede hacer la mitad de cosas.

-¿Ha cambiado mucho el oficio en estos 20 años?

-Ha cambiado mucho la maquinaria, aunque no el oficio. Antes se afilaban cuchillos o tijeras, pero ahora podemos trabajar con placas de picar carne, cuchillas de imprenta, cadenas de motosierra. Ahora afilamos todo tipo de herramientas.

-¿La gente afila menos ahora?

-La gente continúa afilando, aunque aquí sobre todo vienen los profesionales: carniceros, restauradores, hoteleros... Aunque también viene mucha gente a comprar cuando le han engañado con cuchillos de mala calidad. Aquí vendemos un cuchillo de verdad, para toda la vida.

-¿Qué novedades hay en el mercado?

-Lo último es un cuchillo de cerámica para cortar verdura. Consigue retrasar el tiempo de oxidación de los vegetales frente a un cuchillo de acero.