Estos últimos días hemos podido ver en muchos balcones y ventanas de Palma la bandera mallorquina. No es aventurado afirmar que nunca se habían visto tantas de ellas decorando Ciutat, y hacía tiempo que no había suscitado tanto interés nuestra enseña, con opiniones dispares e incluso, a veces, encontradas. Ante estos hechos es conveniente recordar el origen y desarrollo de la bandera de la Ciudad y Reino de Mallorca.

La primera bandera cristiana que se levantó sobre los muros de Medina Mayurqa fue el pendón rojo que puso, junto a los pisanos, Ramón Berenguer III, El Grande, conde de Barcelona con su hueste durante la razia de 1114. Ciento quince años más tarde la Casa de Barcelona volvió a clavar un estandarte sobre la barbacana de la capital mallorquina. Esta vez, Jaime I, colocó las armas de su linaje: los palos de gules y de oro. Una vez conquistada la Isla, empezó lentamente la creación de un cuerpo administrativo y político para poder gobernar el incipiente Reino de Mallorca. Se empezó a producir documentación institucional y el propio Jaime I, en 1269, otorgó un privilegio a los Jurados de la Ciudad y Reino para que pudieran disponer de un sello colgante propio -sello de cera a dos caras- para usar en sus documentos. El privilegio dice así: "Encara con convinent cosa sía e acordable a rahó quascuna Ciutat segel propri de comunitat aver, volem e atorgam a vos prohomens e ala Universitat dela Ciutat de Malorques damunt dits per tots temps, que puscats fer e aver vos e els vostres successors Segel propri dela Comunitat dela Ciutat damunt dita, en lo qual dela una part sia lo senyal nostre e en laltre part lo senyal del Castel nostre dela Almudayne de Malorques ab lo qual segel en les letras dela dita Universitat liurament puscats segellar".

Es decir, el sello debía estar formado con las armas del rey de Aragón, en una cara y en la otra la representación del castillo de la Almudaina salpicado por las olas del mar. Por primera vez había juntado el Conquistador sus armas al Castillo de la Almudaina para consagrar con ambos, el símbolo del nuevo Reino de Mallorca. Esta idea de utilizar la residencia del rey en la Isla, como figura heráldica y distintiva del archipiélago, ha pervivido hasta el día de hoy en muchas manifestaciones heráldicas y vexilológicas, tanto de Mallorca en particular, como de las Baleares en general.

El privilegio real en el que se otorgaba el primer sello del Reino no concretaba los colores y metales que debía tener el castillo de la Almudaina. Por este motivo, en 1312, los Jurados de la Universidad enviaron una embajada a Montpelier, solicitando a Sancho I de Mallorca indicase cómo debía ser la bandera de Mallorca. El monarca respondió con una real carta en latín fechada el 14 de diciembre del mismo año. Resumiendo en castellano dice así: "Sancho, por la gracia de Dios rey de Mallorca, conde del Rossellón? A sus fieles Jurados de Mallorca. Vuestros embajadores han comparecido ante nuestra presencia y pidieron a nos que nos dignásemos a conceder a la Universidad, Ciudad y Reino de Mallorca una enseña para ostentarla en los pendones y otras banderas?concedemos una enseña, esto es que en la parte inferior tenga nuestro blasón real de los palos [signum nostrum regale bastonatum], y en la superior la figura del Castillo en blanco sobre morado [signum castri albi positi in livido], la cual vuestros embajadores hicieron pintar sobre papel y os la trasmiten: queriendo y estableciendo que tal sea vuestra enseña y la de todo el Reino de Mallorca? Dado en Montpeller a 19 días antes de las Kalendas de Enero del año del Señor 1312". A partir de este documento podemos advertir cómo fue la bandera del Reino: Sobre un campo de oro, tres palos de gules (rojos) -que eran las armas de la Casa Real Mallorquina-, y en la parte superior una franja lila con el Castillo de la Almudaina en blanco. Después de la muerte de Jaime III, el rey de Aragón, Pedro IV, impuso la bandera cuarterada, con los cuatro palos y con el castillo de la Almudaina, tal como se puede ver representado en el mapa de Jafuda Cresques de 1375.

Cuando en 1907 el Ayuntamiento de Palma quiso recuperar la bandera de Mallorca, lo hizo a partir de la descripción de la Real Carta del rey Sancho I, aunque, en lugar de colocar los tres palos de la Casa de Mallorca, colocó los cuatro palos de los reyes de Aragón, desfigurando así la bandera que fue utilizada durante el período del Reino privativo de Mallorca. Lo mismo pasó durante la Transición de los años setenta y ochenta de la pasada centuria? y continuamos igual, seguimos olvidando los símbolos genuinos de nuestro Reino de Mallorca.

(*) Cronista oficial de la ciudad