Hermana y principal asesora del presidente argentino, Javier Milei

Limón & vinagre | Karina Milei: La hermana de Calígula

Karina Milei, hermana de Javier Milei,  horas después del triunfo electoral de su hermano en Argentina, el pasado domingo 19 de noviembre.

Karina Milei, hermana de Javier Milei, horas después del triunfo electoral de su hermano en Argentina, el pasado domingo 19 de noviembre. / Cristina Sille / Reuters

Jorge Fauró

Jorge Fauró

«Todos los hombres tienen una dulzura en la vida. Eso los ayuda a continuar», vino a decirle el joven Escipión al emperador Calígula en el drama escrito por Camus. Calígula asintió. «¿No hay, pues, en la tuya nada semejante? ¿La proximidad de las lágrimas? ¿Un refugio silencioso?», inquirió el criado. «Sí, a pesar de todo», respondió el emperador. [Lentamente]: «El desprecio». Hay dos aspectos que Calígula, emperador de Roma, y Javier Milei, el nuevo emperador argentino, tienen en común: el desdén hacia sus enemigos y esa «dulzura en la vida», eso que para ambos constituye el refugio silencioso. Sus hermanas. Drusila en un caso, Karina en el otro.

La televisión argentina es un cocedero de disparates. Sus debates en torno a Javier Milei copan las cadenas y equivalen a lo que ocurre en España con Pablo Motos, Ana Rosa, Susanna Griso o Antonio García Ferreras, pero elevado al cubo. Es como si se añadieran a esa coctelera Jorge Javier Vázquez, Paz Padilla, Belén Esteban y los Matamoros, removidos en prime time junto a Vito Quiles, Alvise y Javier Negre, tratando de imprimir seriedad a desplumar la vida privada de nuestros políticos. Todo eso junto es parte importante de lo que se ofrece a diario a los televidentes argentinos.

La programación más exitosa representa un Sálvame de luxe de la impunidad. De esa ciénaga del griterío se ha servido Milei en una cuidadosa estrategia diseñada por su hermana. Y es Karina el personaje sobre el que el muladar de panelistas argentinos se embarra para deleite de la porqueriza. «Más allá de las ideas políticas, [Javier Milei] es un señor que vive con ocho perros y está enamorado de su hermana», llegó a soltar en precampaña una tertuliana de C5N. «¿Cómo es eso? ¿Cómo es eso, Juli? Es raro. Es raro, no ha podido formar pareja...», intervenía otro.

El menos cuidadoso a la hora de dejar volar la imaginación de los tertulianos ha sido el propio Milei, que se refiere a su hermana como El Jefe, juguetea con la imaginación de sus conciudadanos al referirse a ella como «primera dama» o la compara con Aarón, el hermano de Moisés que transmitía al pueblo judío los mensajes del profeta: «Moisés era un gran líder, pero no un gran divulgador. Dios le mandó a Aarón para que se comunicara. Yo soy a Kari lo que Aarón es a Moisés».

Karina Milei (Buenos Aires, 50 años), licenciada en Relaciones Públicas, expropietaria de un taller de reparación de neumáticos, antigua pastelera, soltera y sin hijos, «es el ser humano más maravilloso del planeta», según su hermano. Karina es la persona por la que hay que pasar para hablar con Milei y quien está detrás de la mayoría de las decisiones que toma el presidente electo. Fue (y continúa siendo, también en política) su único apoyo durante, tal como sufrió Calígula, una infancia atroz, construida en una familia en la que el padre de ambos -y ante la pasividad de la madre- sembró el terror físico y psicológico en la minoría de edad del economista libertario, objeto permanente de burlas en el colegio.

Karina no concede entrevistas, apenas habla en público y son notorias sus relaciones distantes tanto con la futura vicepresidenta, Victoria Villarruel, como con una de las contadas parejas que se le conocen a Milei, su actual novia, Fátima Flórez, una humorista que imita a Cristina Fernández de Kirchner y que, después de poco más de cuatro meses de idilio, las tertulias consideran una relación bajo sospecha, un amorío fake que concede al electo la imagen de hombre familiar.

Los historiadores no han logrado corroborar las relaciones íntimas entre Calígula y su hermana. Ni siquiera consideran fiables las aseveraciones del historiador del que el emperador no fue coetáneo. Suetonio afirma que Calígula y Drusila, adolescentes de 17 y 13 años, fueron sorprendidos por su abuela mientras mantenían relaciones íntimas. La fabulación de Robert Graves en Yo, Claudio y la posterior serie de televisión agrandaron la leyenda. No hay textos antiguos que certifiquen esto ni pruebas en las redes sociales que avalen algo más que una ligazón fraternal entre Javier y Karina.

En lo que sí coinciden las fuentes antiguas es en la gran desolación que sintió el emperador al fallecer su adorada hermana, a la que después de muerta convirtió en diosa. En esto sí se ha adelantado Milei. Meses antes de las presidenciales, en una reunión con rabinos en la que se habló del Mesías, sentenció Javier: «El Mesías es mi hermana, ya llegó». Ni Calígula tuvo tanta osadía.

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