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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

Andalucía, estación de penitencia para la izquierda (hoy) desfondada

El Gran Sur, si aciertan las encuestas, se dispone a dejar a las izquierdas, PSOE y lo que hay más allá, desguazadas, a un tris de ser apioladas por las derechas, PP y Vox

Moreno Bonilla.

El 19 de junio Andalucía, donde se concentra el mayor volumen de votos de las Españas, puede propinar dolorosísima cornada, se verá si mortal de necesidad, a las izquierdas, al PSOE y a ese absurdo magma, por inconcreto, que hay a su izquierda, en el que bregan irreconciliables camaradas que un día afloraron una esperanza ya marchita. Las derechas, PP y Vox, se las prometen muy felices; cuidado, porque, se recuerda a menudo, las urnas las carga el diablo, ofrecen resultados inopinados. La descabalgada Susana Díaz es prueba fehaciente de cómo se las gastan. También el inane Fernández Mañueco (caído en desgracia aunque todavía no lo sepa), en Castilla León, reteniendo la presidencia de la Junta, encajó severa electoral reprimenda; se ha visto en la tesitura de maridar con la extrema derecha, que le ocasiona sonados disgustos. Así que atención, pese a los augurios de los sondeos, no pocos de ellos interesados en inflar expectativas para Moreno Bonilla y desinflar las de Macarena Olona, la suerte no está echada, ni para las alicaídas izquierdas y tampoco para el desenlace de la fraternal pugna que dirimen a cara de perro PP y Vox; el primero, con Moreno Bonilla, haciéndose pasar por más moderado y «socialdemócrata» de lo que correspondería, y el segundo, de la mano de pasionaria Macarena Olona, dándose a conocer tal cual es: extrema derecha, como el partido dispuesto a lo que sea para rescatar a España del multiculturalismo, ideología de género, feminismo desatado, independentismo y el comunismo.

Andalucía marcará impronta para el siguiente embate electoral: el de las municipales y autonómicas de mayo de 2023. A año vista. Alberto Núñez Feijóo quiere embocar las andaluzas llegando en posición ganadora a mayo del próximo año. Las encuestas le sonríen: adelanta a Pedro Sánchez. El nuevo presidente del PP no es el mostrenco Pablo Casado, intrascendente dirigente, como lo fue aquel otro que ocupó la presidencia de la entonces AP al retirarse el patriarca, Manuel Fraga. De Antonio Hernández Mancha nunca más se supo. No caigamos en la fácil extrapolación de aceptar que Núñez Feijóo es trasunto de José María Aznar, que el suyo es destino semejante, que está irremediablemente llamado a desalojar a Pedro Sánchez, como Aznar hizo a duras penas con Felipe González. Los tiempos son otros. Se ha dicho que líquidos. Poco previsibles. Más bien tienen el sello de gaseosos: mutan tan velozmente que no hay forma de hallar situación estable. No se da con acomodo. Lo acontecido en los tres últimos años constata que prever, lo que es prever a medio o largo plazo, mejor olvidarse. En política se vive a salto de mata, y ese es terreno en el que se desenvuelve especialmente bien Pedro Sánchez.

El 19 de junio hay elecciones en Andalucía, cierto; también se desenvolverá en Madrid la cumbre de la OTAN, que inopinadamente vuelve a aparecer, quién lo habría dicho, como el decisivo baluarte contra las tiranías que vienen de Rusia y de China, las dictaduras de nuevo cuño. En los inicios de la tercera década del siglo XXI (la tercera, el tiempo vuela) son sistemas totalitarios, asfixiantes como lo fueron el nazi-fascismo (franquismo en España) y el comunismo. Son otra cosa; al tiempo, lo mismo de siempre: enemigos de la democracia liberal, la única que ha sido capaz de garantizar aceptables niveles de respeto a los derechos fundamentales de las personas, tan vulnerados como manoseados.

La OTAN cumple otra vez papel decisivo en defensa de las sociedades libres, con incoherencias y renuncias, pero incuestionable; por ello no se entiende o se comprende demasiado bien, la animadversión que le profesa Podemos, incapaz de despojarse del decrépito gen comunista, que mantiene todavía cordón umbilical con aquel mundo que representó Vladímir Putin, el oficial del viejo KGB, el zar de todas las Rusias. Déspota. al igual que sus antecesores. Gorbachov fue flor de un día. En España, Andalucía aguarda para dictar primera sentencia.

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