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Jose Jaume

Desde el siglo XX | Vox escalando posiciones y dispuesto a enfeudar al PP

La extrema derecha prosigue firme, sin vacilaciones, su andadura, la que la conduce hacia posiciones de poder; está en máximos, escala posiciones, detectan las encuestas

Para desazón del PP, incapaz de reeditar con Vox la sumaria ejecución que ha perpetrado con Ciudadanos, que se ha prestado complaciente a ser finiquitado, la extrema derecha exhibe fortaleza, la que nadie esperaba que mantuviera; los de Vox no solo resisten con éxito el acoso del PP (hasta en el Madrid de Díaz Ayuso mantienen posiciones), sino que los sondeos anuncian el crecimiento que experimenta a costa del partido conservador, que observa cómo, uno tras otro, fracasan los intentos de absorción del partido surgido de sus entrañas: no halla la fórmula para neutralizarlo. Si en las próximas elecciones generales se va por encima de los 60 diputados y con ellos el PP obtiene o ronda la mayoría absoluta, los de Santiago Abascal entrarían en el gobierno que se constituya en España. Experiencia inédita, que nos situaría en honda con los gobiernos iliberales, autoritarios, que rigen los destinos de Polonia y Hungría incomodando más de lo debido a las instituciones de la Unión Europea. Enredado en tales tesituras, de querer zafarse de ellas, al PP solo le quedaría la alternativa de ofrecer la llamada gran coalición al PSOE. Embridar al partido socialista dejándolo en posición subalterna es la definitiva aspiración de la derecha española. Se puede dar por sentado que de consumarse del PSOE no quedaría nada reconocible. España no es Alemania.

¿Es factible que se dé en las Cortes la mayoría de derechas que anticipan las innumerables encuestas que semanalmente se divulgan? Esos sondeos, coinciden no pocos especialistas, están convenientemente diseñados para dar el resultado que se ofrece al público. Son los medios de la derecha, próximos al PP, los que los publican. De ellos se puede decir lo mismo que se le achaca a los del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): juegan a favor de parte. Lo que parece haber al iniciarse 2022, a algo más de un mes de las elecciones anticipadas en Castilla-León, frivolidad estratégica que le puede salir cara a Pablo Casado, es que los bloques de izquierda y derecha obtienen resultados parejos; a partir de ahí funciona la tramposa Ley Electoral española, que desde que la implantó, en 1977, Adolfo Suárez y validaron las Cortes Constituyentes, nadie ha querido enmendar. No pocos males del funcionamiento institucional se derivan de una Ley Electoral que, además de contener groseras deficiencias de representación, blinda a las cúpulas de los partidos políticos hasta situaciones asfixiantes.

Con ella se juega, y con la misma Vox está en trance de alcanzar algunos de sus objetivos. En Andalucía y en el ayuntamiento de Madrid ha demostrado cómo puede y sabe poner al PP a los pies de los caballos, hacerle hincar la rodilla. El adelanto electoral de Castilla-León no va a ser seguido por el de Andalucía, puesto que allí el PP tiembla pensando que la candidata de Vox será Macarena Olona, aguerrida y coriácea mujer de la extrema derecha a la que las encuestas, otra vez los omnipotentes oráculos, pronostican excelente cosecha de votos y escaños. Es más, anticipan que definitivamente el presidente Moreno Bonilla, de darle los números, quedará atado a lo que disponga. Elecciones regionales, seguidas, en mayo de 2023, de municipales y autonómicas; antes, durante o después, elecciones generales. Vox creciendo. El PP decayendo. La plataforma de Yolanda Díaz en creciente construcción. Las candidaturas de la «España vaciada» emergiendo. Queda por saber qué suerte correrá el PSOE. Nuevo anticipo de los analistas serios: si la economía no se desploma, y no parece que vaya a hacerlo (las cifras de creación de empleo discurren por el lado contrario), los socialistas poseen buenas cartas; Pedro Sánchez tiene alternativas para seguir en la presidencia del Gobierno. A la extrema derecha no le importa: su juego es otro; pasa por apiolar al PP.

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