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Alex Volney

2022: Apostar por uno mismo

... enriquece a todos y deberíamos tomar nota de los artistas que militan en la novela gráfica, en el cómic. Puede servir, el suyo, de modelo para todo un sector.

La industria librera vive muchos cambios, algunos difíciles de procesar o de saber como van a terminar. El 2022 se van a llevar a cabo muchos proyectos que se frenaron, o no se llevaron a cabo, por las circunstancias que ustedes ya conocen. Las grandes corporaciones van comprando nuevas editoriales. Otro negocio es fundar nuevas marcas que al coger el vuelo se venden a los grupos que las van fagocitando y vuelta a empezar. Fusiones de distribuidores históricos y nacimientos de nuevas independientes. Como en el sector bancario, cada fusión repercute en las plantillas donde abunda el talento y deriva en alumbramientos de alucinantes proyectos que van enriqueciendo y dando futuro a las librerías. Originalidad e independencia a las antípodas de las grandes que son campeonas en generar altos índices de devolución. En otro segmento, incluso los nuevos formatos, antiquísimos en otras latitudes (el book-town nace en los sesenta en Gales) van reconfigurando la agenda librera y creando nuevos eventos a la vista para el año que comienza.

En el horizonte nuevos encuentros y esta vez entre editores, libreros, bibliotecarios y distribuidores sin dejar a nadie del sector y todo para intentar aclarar hacia donde vamos.

2022: Apostar por uno mismo

Desde Madrid hablan continuamente de números verdes a la vez que la histórica Pérgamo, en el barrio de Salamanca, cierra definitivamente. Quizás falte el matiz o no se profundice en los detalles del repunte. Hay grandes diferencias entre comunidades y además cabe confirmar que los más jóvenes inclinan la balanza del incremento gracias al resurgir de los artistas dibujantes, después de años y años de zozobra. Los clusters, y otros impulsos, consiguen hacer renacer al cómic en su nueva estampa, sí, ese es uno de los puntales principales del incremento librero. Hay que explicarlo todo.

Los más pequeños sufrieron las sacudidas de la pandemia, los artistas independientes y las editoriales más valientes y comprometidas han padecido el verdadero tsunami y todo ese tejido hoy, cuando parece que las aguas quieren volver al nivel habitual, se intenta reconfigurar el panorama y con ellos el futuro de todas esas personas que crean y viven a su alrededor.

El año nuevo debería ser para el reconocimiento, de algún modo, a tantos sacrificios y a haber soportado la triplicación del trabajo por mucho menos o por casi nada. El futuro es de los pequeños e independientes, de las editoriales valientes en su línea que ven confirmada esa gestión en el momento que crean mercado al ser constantemente engullidas por los grandes. Calidad y no cantidad, ese es el cuento que no es chino.

En la República de los libros se garantiza la democracia gracias al interminable caleidoscopio de editoriales independientes que colorean el paisaje y que permiten dar voz a todas las tendencias. Sí, hay incremento, de acuerdo, pero de momento díganlo más claro, viene dado por una arriesgada y valiente apuesta de los artistas (de novela gráfica) por ellos mismos y de la mano de sus editores que muchas veces son los mismos que ensanchan el marco hasta hacer crecer las ventas en la sección infantil y juvenil. Han remado muchos años a contracorriente, ahora estaría bien seguir su ejemplo. Feliz 2022.

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