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Antonio Tarabini

Entrebancs | Hacia una segunda transición (I): Reformas socioeconómicas

La sociedad, no sólo la española, está inmersa en una serie de cambios rápidos y profundos que condicionan nuestro presente y nuestro futuro. Si pretendemos vivir y convivir con una cierta calidad de vida tenemos que hacer frente a una serie de retos, y en consecuencia un segundo proceso de Transición que afronte reformas que afecten básicamente a dos ámbitos de actuación. El primero al ámbito socioeconómico que deben posibilitar que los buenos datos macroeconómicos (poscrisis) se conviertan en progreso que revierta en el bienestar de la ciudadanía. El segundo ámbito, las reformas deben afectar a nuestras estructuras políticas derivadas de la Constitución del 78 y del consiguiente Estado de las Autonomías.

«La Pandemia no solo ha estancado el progreso, sino que nos ha hecho retroceder» (Melinda Gates). La crisis socioeconómica va ligada a la pandemia y viceversa. La covid-19 no sólo ha afectado a la disminución de la productividad y de la competitividad, sino que ha puesto en evidencia problemas estructurales (no sólo coyunturales) que afectan a nuestra economía, a nuestra cohesión social, al bienestar a la convivencia y a las perspectivas de futuro.

La realidad económica y sociolaboral es compleja y repleta de certezas e incertidumbres. El turismo, nuestra actividad básica, ha sido el sector económico y productivo que más ha sufrido y sigue padeciendo sus consecuencias. Ha herido gravemente los ejes básicos interrelacionados entre sí: el stop de nuestra clientela y la conectividad aérea.

Es una realidad que, gracias a la vacunación, se ha recuperado una parte de la actividad turística con su consiguiendo recuperación de empleo, aunque siga viva el peso de la contratación temporal y precaria. Pero la actual reactivación del VIRUS ha puesto, de momento, en jaque «las buenas perspectivas» para la próxima Temporada próxima, que algunos (especialmente del ámbito empresarial) ponían fecha de «recuperación» (2022), léase regresar a la «normalidad» de las temporadas 2017/2019. Mientras otros (también empresarios y expertos) consideran necesario repensar nuestro modelo de actividad turística si queremos garantizar una economía sostenida y sostenible y una sociedad abierta y cohesionada.

Un informe de la Comisión Europea cuestionaba la eficiencia del sistema español de prestaciones sociales y nos ubica entre los países que menos ayudan a las rentas bajas. Bruselas vuelve a la carga, y esta vez no es por el incumplimiento de las metas de déficit público. Ahora hay una nueva agenda social sobre la mesa. Todavía existen muchas heridas que restañar fruto de la crisis. El crecimiento ayuda a sanearlas. Pero el crecimiento también hace más patente la desigualdad: mientras que los trabajadores cualificados mejoran sus condiciones laborales, los poco formados ven como el amplio número de parados sigue presionando a la baja sobre sus salarios. La nueva agenda europea que impulsa la Comisión busca asegurar el reparto de la prosperidad y, por ende, atajar los populismos. Así surge una nueva exigencia europea, una nueva vara de medir distinta del déficit o la deuda. España vuelve a ser un alumno rezagado. Las reformas estructurales imprescindibles deben reconducir, entre otras, las reglas de juego que articulan nuestro mercado laboral, las que rigen el obsoleto e injusto sistema de pensiones, las que posibiliten recuperar la accesibilidad y calidad en los sistemas públicos de educación/ sanidad y de los servicios sociales. Y suma y sigue.

Por tanto, es insostenible continuar con el modelo vigente hasta ahora. Es necesario, sin dejar de reconocer el peso de la actividad turística, diversificar nuestra actividades económicas.; así como basar nuestra competitividad en una mejora cualitativa de nuestro producto (no principalmente en el precio), capaz de crear oportunidades de trabajo estables y de calidad para nuestros jóvenes. Esta necesidad de cambio, no solo es por motivos propios de nuestra realidad, sino también porque la crisis de modelo turístico ha tocado también a los mercados de origen y también a instrumentos básicos tales como la conectividad aérea. Habrá que definir nuevos productos y reactivar nuevas estrategias de comercialización.

La imprescindible Reactivación Transformación Socioeconómica y social ( a corto, medio y largo plazo) promovido por la UE, no debe suponer el regreso al modelo económico basado en un casi «un monocultivo turismo que no tiene ni presente ni futuro, que nos hace vulnerables, además de insostenibles». España puede tener acceso (Next Generations) a 140.000 millones de euros procedentes de la UE. Pero difícilmente será posible si nuestros «proyectos empresariales» tienen como finalidad recuperar nuestra actividad productiva en base a modelos obsoletos e insostenibles.

Estamos en los momentos en que debemos diseñar acciones estructurales (no meramente coyunturales), que faciliten la consolidación y modernización de nuestros tejidos productivos. El reto no resulta fácil. El documento base debería ser un diagnóstico político, económico, social… de nuestra Comunidad; sin buscar «culpables» que (naturalmente) «serían» otros. Deberían ser propuestas mixtas público-privadas, con iniciativas participativas de las pymes.

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