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Jose Jaume

Desde el siglo XX | Pedro Sánchez, de defenestrado al control absoluto del PSOE

Pocos precedentes se hallarán en la historia de España de pasar de estar en la calle, liquidado, a hacerse con el mando total, sin contrapesos, de un partido político

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el mitin de partido de este pasado 10 de octubre de 2021 en Ponferrada, León.

Hay que reconocerle a Pedro Sánchez una inusitada resistencia ante la adversidad, ser capaz de sobrevivir a situaciones que acaban con la carrera política de quien se ve engullido por ellas; salió de la secretaria general del PSOE de mala manera: fulminado, arrojado a la nada por casi todos, incluidos los suyos; algunos, a los que Roma no ha pagado su traición, protagonizaron papeles harto indecorosos, caso de Antonio Hernando, que escenificó la rendición socialista ante Mariano Rajoy al permitirle ser otra vez presidente del Gobierno. Volvió a lo grande, imponiéndose en elecciones internas desembarazándose de Susana Díaz, peronista andaluza de medio pelo, manifiesta calamidad a la que se le pronosticaba habitar en La Moncloa. Queda recluida en el asilo del Senado, túmulo funerario donde reposan numerosos cadáveres políticos de PP y PSOE, entre otros partidos, financiados con descaro por el erario público. Sánchez es el jefe del Ejecutivo; a despecho de interesados sondeos, que al no haber cercanas elecciones carece de coste su manipulación, tiene muchas posibilidades de seguir en el cargo más allá de 2023, porque Pablo Casado, que con zonza sonrisa incluida vaticina la quiebra del Estado y el rescate, es lo más parecido que en España ha habido en mucho tiempo a un político mentecato. En Valencia Pedro Sánchez conseguirá lo que no obtuvieron anteriores secretarios generales del PSOE desde los tiempos de la Segunda República: control absoluto del partido. Ningún otro secretario general lo ha logrado; remontándonos a la década de los años 30 del pasado siglo, el enfrentamiento entre Indalecio Prieto y Largo Caballero fue letal para el PSOE; después dejó de existir hasta que cuando el dictador Franco encaraba el final de su siniestra existencia en la francesa Suresnes el joven Felipe González inicio la metamorfosis del PSOE, al que nunca pudo moldear como deseaba. Alfonso Guerra estaba ahí para entorpecer lo que fuera menester. Hoy va de extravagante padre de la patria, constantemente alabado por la carcundia derechista, al igual que Joaquín Leguina, Redondo Terreros y otros a los que Sánchez ha apiolado.

Quienes confrontan con Sánchez lo pasan mal. Carece de escrúpulos. Sabe que en política hay que prescindir de ellos al lidiar con colegas y adversarios. El modo en que se deshizo de Carmen Calvo, Iván Redondo y José Luis Ábalos es definitorio de cómo se las maneja Sánchez. Arturo Pérez-Reverte, escritor culto, leído, que pretende cabalgar la imposible síntesis de las dos Españas desde posiciones políticas en las que se atisba tenue neofalangismo, ha dicho de Pedro Sánchez que es un killer. Acierta: lo es en grado sumo. Cómo no serlo después de lo que le perpetraron los suyos, cuando ha comprobado el menosprecio con el que ha sido tratado por los medios y los adversarios. La traición siempre ha acampado a sus espaldas. Le pronosticaron brevedad en el cargo. Parece que el augurio no lleva trazas de cumplirse, aunque en el oficio de profetizar el futuro mejor tentarse varias veces la ropa: los tiempos gaseosos por los que transitamos no son los propicios para anticipar desenlaces. Le llegará la hora, claro, pero es plausible que antes se lleve por delante a bastantes colegas, que engrosarán la nómina de los ya liquidados, y algún que otro contumaz enemigo que basa su estrategia en negarle el pan y la sal poniendo para ello en serio riesgo la estabilidad institucional del Estado. Ese es, quién sin no, Pablo Casado; Abascal es otra cosa: la extrema derecha es pétrea, por mucho tiempo inamovible; Arrimadas no existe; nacionalistas catalanes y vascos están donde siempre, en el lugar en el que seguirán instalados; Podemos busca redimirse en Yolanda Díaz. Lo licuará llegado el momento.

El domingo asistiremos a la entronización del secretario general del PSOE con asistencia de Felipe González, que ha rendido plaza, asume quién es Pedro Sánchez.

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