Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ramón Aguiló

Escrito sin red: Los disparates del Govern

La pasada semana nos desayunábamos con nuevos disparates del Govern. Ahora ya no se trataba de calificar como fascistas a héroes españoles del pasado como Churruca, Gravina o Cervera, sino de proyectos de Ports IB, dependiente de Xavier Ramis, director general de Transporte Aéreo y Marítimo y de la conselleria de Movilidad y Vivienda, dirigida por Josep Marí, que habían pasado a información pública. En el primer caso se trataba de construir una plataforma hormigonada sobre la arena, una marina seca, de una superficie equivalente a un campo de fútbol, unos 5.000 m2 en Can Pastilla. En el otro, una rampa de varada y aparcamiento de remolques en Cala Gamba de una superficie equivalente a diez pistas de tenis. En ambos casos los responsables de la administración autonómica argumentaban que las propuestas obedecían a las solicitudes formuladas por el sector náutico.

En el origen de esta cuestión figura la determinación del Govern, expresada en otros momentos, de abortar la proyección de nuevos puertos deportivos, como respuesta a la demanda del turismo náutico y apostar por las llamadas «marinas secas» como alternativa para las actividades náuticas de la población residente. Es ésta una solución intermedia que no satisface la demanda del sector náutico y tampoco a los cada día más numerosos partidarios de mantener virgen el resto de litoral sin urbanizar. El riesgo de estas soluciones intermedias es que no satisfacen a nadie, ni a ecologistas ni a demandantes de amarres, siendo cualquier proyecto enmarcado en ellas proclive a originar controversias entre la ciudadanía, más que mosqueada por la destrucción del litoral en los últimos sesenta años. Pero, si encima, esas marinas pretenden ser realizadas, como en el caso de la de Can Pastilla, construyendo una plataforma de hormigón sobre la arena de la playa, de dimensiones como las contempladas, entonces lo que podía ser una equivocación, se convierte en un disparate. Más allá de vulnerar el espíritu de la ley de Costas, la invocación de zona portuaria no posibilita la vulneración del párrafo 1 del artículo 111 de la llei de Ports IB, que impone a Ports IB la obligación de «adoptar las medidas adecuadas para la preservación de los valores culturales, patrimoniales, paisajísticos y medioambientales de los espacios públicos portuarios». Ésa ha sido la motivación por la cual la administración ha tenido que rectificar en el Moll de sa Duana de Portocolom, sustituyendo el proyecto de restauración de su empedrado. También el motivo por el cual Ports IB ha hecho pública la retirada de esos proyectos.

La asociación de vecinos del Coll den Rabassa pide que el compromiso de no ejecución de la marina seca en Can Pastilla y la rampa de Cala Gamba tiene que figurar en un artículo adicional del Plan. Forteza, de la federación de vecinos, pidió la dimisión del conseller de Movilidad y Vivienda y la retirada del Plan General de Puertos. Amadeu Corbera, en representación del GOB, acusó al PSIB-PSOE de lanzar globos sonda, como la impartición del castellano en la escuela, para ver si pasan desapercibidos; de elaborar normativas agresivas para rebajarlas en algún punto y, en el fondo, conseguir lo que se pretendía. Neus Truyol, concejala de Més en el ayuntamiento de Palma afirmó que el Plan de Puertos va contra todos los principios de sostenibilidad. En efecto, medidas como las anunciadas y ya retiradas parecen contradecir de forma flagrante la aureola propagandística con la que se han revestido todos los grupos políticos que forman parte del Govern. Sostenibilidad, medio ambiente, patrimonio cultural, salvaguarda del litoral, son los posicionamientos ideológicos que supuestamente constituyen la columna vertebral de la acción del Govern de progrés presidido por Francina Armengol. De ahí la estupefacción generada en los sectores comprometidos con esos valores.

Discrepo de la teoría de los globos sonda invocada por el GOB. Las teorías de la conspiración no difieren mucho de la continuada atribución de maquiavelismo a cualquier gobierno del que uno pueda discrepar. No digo que no existan los globos sonda, pero de ahí a afirmar que los planes aprobados inicialmente por la administración lo sean, creo que hay un buen trecho. No creo que, de manera consciente los gobernantes impulsen, como los negociadores de un acuerdo entre discrepantes, como por ejemplo entre patronales y sindicatos, propuestas más allá de lo razonable para conseguir lo posible y asumible por sus representados. Los gobernantes se descalifican a sí mismos si utilizan argumentos irracionales o que contradicen de forma palmaria su propio discurso. Por tanto, hay que acudir a otras razones para explicar el comportamiento errático de la administración autonómica en el desarrollo de sus proyectos.

Una posible explicación es la torpeza de los miembros de la administración, en ese caso de Ramis y Marí, en la medida en que las actuaciones de los departamentos que dirigen se contradicen con los presupuestos ideológicos del Govern del que forman parte. Pero ésa es una explicación parcial y limitada. La administración es una, no hay tantas administraciones como conselleries. Y la responsable de la administración y de darle coherencia a su gobierno es quien lo preside. Un gobierno de coalición en este régimen de partidos en vigor es, en realidad un gobierno de taifas. En nuestro caso es además un gobierno en el que hay que contemplar las aportaciones de cada isla en cada cuota de poder asumida por cada partido, un equilibrio de fuerzas muy difícilmente modificable sin atender a cada una de las ligaduras que lo han hecho posible. De ahí se deriva, no sólo que cada cuota de poder es un poder estanco al resto de participantes en el gobierno, sino que la trayectoria de cada uno es, por decirlo así, automática, de acuerdo con impulso de parte. No existe un proceso de realimentación por el que se compare el resultado de la actividad de una parte de la administración con la ruta ideológica que es el sustento de la propia existencia del Govern. Este proceso es el que debería asumir la presidenta. Pero no lo hace. Y de ahí se derivan los problemas de la gestión gubernamental.

Compartir el artículo

stats