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Matías Vallés

Al Azar | Los parados pagan la tasa Messi

Han sido malos días para ganar una medalla olímpica de oro, oxidada de inmediato por los titulares unánimes sobre Messi. Y sin embargo, el fútbol ha sufrido una cura de humildad, sus astros no generan el dinero que ganan. El astro argentino ha goleado por encima de sus posibilidades, pero esta evidencia matemática no afecta a su divinidad. El pueblo constituido en rebaño ha otorgado inmunidad a los futbolistas, y solo clama contra el sueldo de los banqueros. Claro que, ¿a quién le hizo feliz jamás un financiero?

Messi juega la mayoría de partidos delante de decenas de miles de personas entre las que no hay una sola que gane más dinero que él. De hecho, el concepto de Superliga pretende confinar el fútbol en estadios con espectadores más ricos que los jugadores. Y sin embargo, el batallón de aficionados parados, en ERTE, agobiados por las deudas o expoliados por las eléctricas pagarían gustosos la tasa Messi para garantizarle el sueldo a su héroe. En efecto, puedes apiadarte del usuario con balón de un jet privado, que también es una víctima. No se reprocha la mala gestión de Bartomeu o Florentino por malgastar en hojalata como Griezmann y Bale, se les reprocha que no fichen a jugadores más caros.

El inesperado Laporta ha cortado el nudo gordiano, que los populistas de la política examinan con miedo. Messi no lo vale, nadie lo vale. Las lágrimas de sus compañeros de vestuario no solo se desparramaban por solidaridad, sino porque veían las barbas de su vecino pelar. El deporte acabará siendo entretenido, ahora que se ha despojado de la competición y se centra en la conmiseración hacia los privilegiados. Las estrellas funcionan mejor en la rueda de prensa que en la pista, para llevar al dilema radical, ¿compraría usted a Messi a precio de Messi?

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