Diario de Mallorca

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Volver al mar. El mar siempre es un recurso que viviendo en esta hermosa tierra está al alcance para utilizarlo para todo, excepto para eliminar las ganas de volver y volver a buscarlo. No es solo bañarse en él o jugar en su arena; no es solo mirarlo, mientras te absorbe, y no es solo girar, dándole la espalda, prometiéndole la vuelta. El mar es todo un baúl de anhelos, secretos ocultos, lágrimas escondidas, escenario de besos, de intimidad, de traiciones inconfesables, de amargas despedidas, de primeros pasos y eternos fracasos. El mar es ese punto que bien podría ser el kilómetro cero de muchos o la puesta a punto para el inicio de una nueva etapa. Te sientas en su orilla y al levantar los ojos, y clavarlos en el horizonte, siempre crees haber encontrado la puerta. Así es él, protagonista de poemas y narraciones, de decepciones y éxitos… ¿Dónde mejor para celebrar o intentar olvidar, con amigos, con familia, solos? Si alguna vez alguien te pregunta dónde ir y tu respuesta es a mirar el mar, y te acompaña, jamás olvidarás dónde y con quién fue, y lo que allí sucedió. Dejarse embaucar por su color, su sabor, su movimiento, su misterio, es un premio.

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