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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

La mesa no tiene bisagra

Con la madera de la política, el multipartidismo ha cambiado la puerta del bipartidismo, que se abría y cerraba a la alternancia y necesitaba un partido bisagra, por una mesa con extensiones para que puedan sentarse a comer todos los convocados. El bipartidismo tiende al centro, pero el multipartidismo procede de los extremos y una bisagra no sirve para nada en medio de una mesa extensible.

Para esos votantes que en las encuestas dice situarse en el centro (y en las jornadas electorales quién sabe dónde) Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, ha preparado un menú largo y extremo de elecciones anticipadas en la comunidad a partir de unos ingredientes que acababan de llegar de Murcia y de unas sobras que guardaba en la nevera, donde se conserva el plato frío de la venganza. El voraz Santiago Abascal, declaró que quiere para la comunidad un «gobierno de derecha-derecha», previsible suma de PP y Vox y Pablo Iglesias se ha propuesto para un gobierno de izquierdas (de izquierda-izquierda, vaya) en una maniobra de riesgo que le hace sentirse un Che Guevara que deja el gobierno de España para llevar la revolución a Madrid.

Al cambiar la puerta por la mesa, cambian la función, la acción y la conducta. La política actual de Occidente come con las manos, devora a dos carrillos y vocea con la boca llena en lugar de saludar y despedir, ceder el paso y desear suerte, porque lo cortés no quita lo hipócrita. Se vio en Donald Trump haciendo temblar el Capitolio del portazo de la Casa Blanca y se ve en esta bulimia política española que da bocados a la pandemia porque empieza por pan y tiene miga. En la mesa, lo que va al centro es comida y eso hizo suculento al partido de Inés Arrimadas, que se movía por el centro hasta que se le abrió el apetito a Albert Rivera y quiso zamparse al PP como en un campeonato estadounidenses de comedores de perritos calientes. El lunes, cuando dos comensales iban a comentar cómo había llegado una bisagra a la sopera, asomó la bandeja del pescado y se abalanzaron sobre ella. Luego viene la carne.

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