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Antonio Papell

Un futuro de trabajo escaso

Acaba de publicarse un informe de McKinsey Global Institute titulado 'El futuro del trabajo después de la Covid-19', que analiza el impacto a largo plazo de la pandemia en el mercado laboral del futuro en ocho países que representan más del 60% del PIB mundial (China, Estados Unidos, Alemania, Francia, India, Japón, Reino Unido y España). La consultora ya ha publicado con anterioridad una serie de informes sobre la repercusión en el trabajo de los grandes cambios tecnológicos en curso o en proyecto.

Dicho estudio constata que la pandemia ha provocado al menos tres grandes cambios en el trabajo y en las modalidades de consumo: el despegue del teletrabajo en los sectores en que es posible recurrir a él, un incremento muy relevante del comercio electrónico y de las comunicaciones virtuales, así como el recurso más rápido a las tecnologías de automatización e inteligencia artificial (IA). Estos cambios harán que un 25% de los trabajadores de las economías más avanzadas se vean obligados a reciclarse para adaptarse a los cambios de tareas, o a tener que buscar un empleo diferente del que desempeñaban antes de la pandemia.

En el caso español, el informe prevé que afecte a 5 millones de trabajadores hasta 2030 (frente a los 4,1 de la estimación prevista antes de la Covid-19), que experimentarán cambios en sus funciones, en su forma de trabajar o en la propia entidad del empleo. De estos, 4,6 millones se deberían a la automatización (tareas de producción realizadas por operarios humanos pasarán a ser realizadas por elementos tecnológicos) lo que supone un aumento de más de 2% en comparación al escenario anterior a la pandemia. Y al menos 1,6 millones de estos trabajadores deberán simplemente cambiar de empleo.

Según el informe, que coincide con otros estudios prospectivos solventes, los empleos más precarios, con menores salarios y que aporten menor valor añadido a la oferta será los que más rápidamente periclitarán. Por la importancia que tienen en nuestra economía el turismo en particular y el sector servicios en general, los sectores excedentarios serán los puestos de atención al cliente y ventas, la hostelería y los servicios de restauración. Por el contrario, la creación neta de empleo puede producirse principalmente en puestos de trabajo con salarios elevados, como los del sector industrial, sanidad y las profesiones STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

Uno de los más graves problemas económicos de nuestro país es el elevado paro estructural, en una proporción que el Banco de España sitúa en el 16% de la población activa, frente al 17,4% de la Comisión Europea. Los distintos analistas formalizan una ventana del 15% al 18%, en función de la metodología empleada. Otro inquietante problema es el alto porcentaje de graduados y másteres españoles que, al terminar la carrera, van al extranjero, atraídos por ofertas razonables y desanimados aquí por la escasez de vacantes de su nivel y lo raquítico de las escalas salariales; la pérdida de cerebros es fruto de una costosa dejación de responsabilidad del propio establishment.

Infortunadamente, estos problemas del mercado laboral son la consecuencia de la obsolescencia de nuestro modelo de desarrollo, centrado en exceso en el turismo y en la construcción y con una industria en decadencia, que por añadidura se verá afectada por la crisis automovilística mundial, debida al cambio tecnológico y a una reducción de la movilidad.

Consecuentemente, para reparar el daño producido por la pandemia en el mercado laboral, lo lógico será que los fondos de reconstrucción se apliquen a la modernización del sistema productivo, y no a tapar los agujeros del antiguo. Es preciso avanzar en la dirección recomendada por Bruselas, es decir, en la descarbonización y digitalización, de un lado, y en la formación, de otro. La innovación requiere apoyarse en un sistema formativo que, en el tramo obligatorio, dé las habilidades básicas a todos, y en las etapas siguientes genere una oferta de trabajadores que encaje con la demanda existente. Esta es la tarea que nos aguarda, mientras se espera una audaz ley de Universidades de la que empieza a tenerse las primeras noticias.

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