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Las cloacas

En todos los países democráticos se limpian a cada tanto las cloacas del Estado. A veces la limpieza es superficial y otras más a fondo, pero lo que nunca se hace es tapiar para siempre las dichosas cloacas, no vaya a ser que haga falta volver a usarlas al servicio de la llamada razón de Estado. Los países grandes y poderosos tienen gigantescas cloacas, y existe todo un género literario, cinematográfico y mediático dedicado a denunciar su existencia y tropelías. Las de los países de medio pelo son de sección más modesta, aunque, si la nación antes fue grande pueda tener una razón de Estado de buen tamaño. Ese es, creo, el caso de España: demasiada razón de Estado para cloacas de medio pelo. Cuando uno llega al Estado lo primero que hace es preguntar por las cloacas del Estado y lo segundo limpiarlas de lo que ha hecho el anterior usuario. Una vez limpias, suele sentarse en ellas.

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