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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

Toque de queda a las 22h para todos, allegados incluidos

La presidenta Armengol compareció el miércoles para anunciar el adelanto del toque de queda a las 22 horas. De momento hasta el día 21, día en el que, según la evolución, se procederá o no a reconsiderar la medida. El motivo reside en haber pasado de los 223 casos por 100.000 habitantes de contagio hace una semana a los 260 casos registrados hasta el día 9. La presidenta, escoltada por la portavoz Pilar Costa, comparecía en un ambiente de austeridad y frío que se trasladaba a la vestimenta de abrigo: un grueso jersey de lana que acompañaba a la inevitable mascarilla. El objetivo de la comparecencia era facilitar los datos más significativos de la evolución de la pandemia al tiempo que se facilitaba la información sobre alguna de las ayudas que el Govern establecía para uno de los sectores más afectados por la pandemia: la restauración. El sector de la economía más afectado por el toque de queda podrá optar a un total de 5 millones de euros en ayudas para invertir en aparataje para asegurar la ventilación de los locales y control de los niveles de CO2. Explicó así mismo la presidenta la situación de la pandemia en los centros educativos de las islas, reiterando que la transmisión en esos centros se puede calificar como baja, e insistiendo en que los focos más activos de transmisión se concentraban en el interior de los hogares. Hizo un balance positivo del cierre de establecimientos en Sa Pobla y anunció medidas similares en Lloseta, Muro y Sóller, con 600, 240 y 437 contagios los últimos 14 días, donde, al igual que en Sa Pobla se hará un cribado con test de antígenos. A preguntas de los periodistas presentes descartó la posibilidad de perimetrar Mallorca, aludiendo a la necesidad de aportar PCR negativo para hacer entrada en la isla.

El doctor Jordi Reina, microbiólogo de Son Espases, en declaraciones a un medio de comunicación, había pedido más valentía a los políticos. Tales declaraciones sugerían la necesidad de que las medidas de prevención contra la pandemia debían ser más contundentes y que los políticos no se atrevían a imponerlas temiendo su impopularidad. Armengol reiteró que, más que pensar en cómo vamos a pasar estas fiestas, se debe pensar en cómo luchar contra la pandemia. Insistió en que el desarrollo de la enfermedad enseña que el resultado de la lucha depende de la responsabilidad individual, enfatizando que la relajación social en el interior de las casas era la responsable de la evolución negativa de las últimas semanas que pone en peligro una forma más normalizada de celebrar las navidades. La insistencia de la presidenta en la responsabilidad individual para atajar la pandemia tiene su punto débil en que fue precisamente ella la que incurrió en la irresponsabilidad de vulnerar el horario establecido por el propio Govern para los restaurantes y bares, lo que le obligó a pedir disculpas públicas. Por una vez habrá que recurrir al viejo dicho referido a los curas y aplicárselo a Armengol: haced lo que dice, no hagáis lo que hace.

La ocurrencia más disparatada del gobierno de Sánchez en toda la pandemia, ha sido precisamente la emitida por el ministro Illa. Se refería a la utilización del término de «allegados» para incluir a aquellas personas que podían formar parte de las reuniones familiares, cenas de Nochebuena y Nochevieja, comida de Navidad. Ante la general perplejidad producida por el uso de ese término, el filósofo Illa dejó caer, con un cierto mohín de disgusto por tener que descender a explicar tales elementales obviedades, que «allegados» son personas que sin ser familiares tienen con los que van a reunirse, una relación de afecto. Como sucede con casi todo en la España polarizada, las autonomías se han dividido en la aplicación o no del término polémico. Mientras las autonomías gobernadas por el PP han rechazado la utilización del mismo por impreciso y, por tanto, con capacidad intrínseca para convertirse en un coladero y dificultar las medidas de control de la pandemia en los hogares, uno de los puntos de contagio más frecuente, las gobernadas por el PSOE apuestan por los «allegados». Al final, los mal pensados de derechas, tan centrados ellos en el sagrado sacramento del matrimonio católico, argumentan que es una triquiñuela más de socialistas y podemitas para reunirse con novios, novias y amantes en estos días tan señalados sin que puedan ser objeto de ninguna sanción administrativa. Como si esto de la querencia y el deseo al margen de la ritualidad social fuera terreno exclusivo de la izquierda gobernante. Es falso, no hay nadie más apegado a la ritualidad que la izquierda, como demuestra la realidad y legalidad del matrimonio homosexual que nos legó el inefable Zapatero, el vigía de la modernidad, copiado por las naciones más progresistas del mundo. Están claras dos cosas: la derecha reivindica la ritualidad tradicional; la izquierda, nuevos ritos para los nuevos órdenes amorosos. Lo curioso es que ésos abarcan estrictamente las fórmulas tradicionales. Nadie reclama ritos para consagrar laicamente tríos amorosos u orgías permanentes. ¿Por qué dos y no tres o veinte y tres? Ahí hay una discriminación injusta. Por algo se dice que todo lo que no es tradición, es plagio. La izquierda progre es un movimiento que plagia los ritos.

A qué si no tanto revuelo por unas fiestas religiosas. No hay sociedad que no asegure su perpetuación mediante los ritos.

O sea que podremos sentar a nuestra mesa a nuestros «allegados». Y si los datos pandémicos no mejoran para el día 21, y continúa el toque de queda a las 22 horas, siempre será posible cenar en Nochebuena o Nochevieja con algún «allegado». Siempre se podrá improvisar algún camastro para que «allegado» o «allegada» pueda compartir la cena y quedarse en casa sin vulnerar el toque de queda; todo ello sin el temor a ser objeto de sanción administrativa, pues Armengol ha dado su visto bueno al término. La única duda es para aquellos irresponsables que se pasen por el arco del triunfo la prohibiciones gubernamentales. ¿Con qué legitimidad se procederá a sancionar a los siempre reacios a obedecer al mando, cuando es la mandamás la primera que hace caso omiso de sus propias disposiciones?

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