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Lluís Abbou

El elefante de Londres

Ala derecha de una rotonda incomprensiblemente grande en Elephant & Castle, al sur de Londres, se encuentra un centro comercial. Al pasar, uno podría suponer que estaba cerrado: las fachadas de las tiendas están casi vacías y la pintura azul de la fachada, descolorida y gastada. En poco tiempo, este centro comercial, conocido coloquialmente como «El elefante», será demolido como parte de un plan de «regeneración» y renovación de 4.000 millones de libras. La primera vez que vi el edificio fue en abril de 2018. Había organizado en el prestigioso museo The Cinema Museum una proyección de Operación Trueno seguida de un coloquio con la «Chica Bond» Martine Beswick, el escritor Robert Sellers, la hija del guionista Sylvan Whittingham Mason y el doble de acción Rocky Taylor. Dicho museo, que también ha sido amenazado por la regeneración de la zona, está ubicado en Elephant & Castle –conocido como el barrio latino de Londres–.

La demolición del enorme edificio es uno de los muchos cambios incluidos en el plan de quince años del consejo municipal de Southwark Council [la autoridad local de dicho distrito londinense], que se presentó en 2010 y encendió un proceso de gentrificación rápida. Una vez finalizado, el proyecto habrá creado varios bloques de pisos (algunos de los cuales ya están construidos) que contienen 5.000 pisos nuevos, algunos con un precio de más de 1 millón de libras. En 2016, se abrió un centro de ocio de 20 millones de libras justo al lado de la rotonda. Southwark Council afirma que estos cambios brindan enormes beneficios a la comunidad. Pero muchos comerciantes locales están experimentando de primera mano lo que la «transformación» urbana provoca en aquellos para quienes no está especialmente diseñada. Suscita la pregunta: ¿qué comunidad?

El centro comercial de Elephant & Castle es uno de los últimos vestigios del antiguo Elephant & Castle. Construido hace más de cincuenta años, se conecta con la línea de metro Northern y sirve de manera única a la comunidad latinoamericana de la zona con tiendas y restaurantes. Elephant & Castle ha sido el hogar de una gran comunidad latinoamericana desde la década de los 70, cuando muchos llegaron a la ciudad desde Chile y Argentina huyendo de los disturbios políticos. Si uno quiere aprender español, a Elephant & Castle. Si te gusta comer ceviche, a un restaurante de Elephant & Castle. Southwark es ahora el único distrito de Londres que reconoce a los latinoamericanos como un grupo cultural distinto. En los últimos diez años, sin embargo, muchos latinoamericanos han luchado por seguir viviendo en la zona mientras el ayuntamiento demuele las viviendas sociales y aumentan los alquileres privados. Los precios de la vivienda en Elephant & Castle han aumentado un 76% en la última década, según Hamptons International. Cuando se aprobó el derribo del 2018, a los comerciantes se les prometieron nuevos espacios, pero todavía esperan y el edificio pronto ya no estará ahí.

En 2018, el ayuntamiento de Southwark votó a favor de demoler el centro comercial. Aprobando así también el desalojo de más de cien proveedores que han trabajado allí durante años. Tras un polémico proceso en el que algunos concejales dimitieron, la promotora inmobiliaria Delancey ganó el contrato, comprometiéndose a convertir el terreno en el que se asienta el centro comercial en un «nuevo centro urbano». La fase uno ya está completo y vio la creación de 374 pisos, así como el nuevo centro de ocio y un supermercado gigantesco.

Las fases dos y tres implican la construcción de 979 apartamentos, 330 de los cuales serán viviendas de «alquiler asequible» (definido como alquiler de mercado de hasta el 80%) o viviendas de «alquiler social» para personas de bajos ingresos. También se construirá en el sitio un nuevo campus universitario para la University of the Arts London. Después de un retraso inevitable debido al coronavirus, se pidió a los vendedores del centro comercial que se fueran antes del 24 de septiembre para llevar a cabo la demolición poco después.

Southwark Council no es la única autoridad local acusada de lo que algunos han llamado limpieza social a través de planes de reurbanización. En respuesta a los recortes del gobierno central, muchos ayuntamientos de Londres han convertido las áreas que supervisan en máquinas de ganancias dirigidas a los inquilinos ricos en lugar de a las personas que viven allí, a menudo utilizando empresas de propiedad privada para financiar las brechas. Esto sólo empeorará gracias al coronavirus y los gastos inesperados que han dejado a muchos consejos en riesgo de bancarrota.

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