Vistos los preámbulos y sumado el efecto de la actual crisis sanitaria que todo lo condiciona, la decisión de no renovar el contrato a la empresa que se ocupa de la dinamización e información juvenil en Calvià, queda expuesto a todo tipo de interpretaciones y susceptibilidades. Por eso es especialmente lamentable que el entendimiento de continuidad no haya sido posible.
El Ayuntamiento dice que la prórroga se ha frustrado porque la empresa no se ha avenido a una reducción de personal que desde la casa consistorial se ve consecuente en la actual situación de pandemia. Por contra, Dic Drac, la entidad afectada, se presta a vincular el finiquito a la denuncia que hizo en su día, junto a otros empleados municipales, contra la directora general del área, bajo la acusación de acoso laboral. Era un cargo de confianza que acabó destituida.
Todo permanece muy susceptible y con demasiadas heridas abiertas. No ha habido tacto suficiente para aplicar la terapia útil y reparadora para el conjunto de los afectados. No conviene perder de vista que aquí, al margen del perjuicio a las partes, quienes se llevan una porción sustancial de los males de la desavenencia son los jóvenes de Calvià. Al menos de momento, no contarán con el asesoramiento del que disponían en los institutos.
