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Juan José Millas

Tierra de Nadie

Juan José Millás

El contexto

"El AVE a la Meca" es un sintagma de cinco palabras y siete sílabas compuesto por doce letras entre las que hallamos siete vocales y cinco consonantes. No llega a oración porque no expresa un juicio con sentido completo. Si usted lo pronunciara delante de un extranjero que supiera español, pero que no estuviera al tanto de nuestra vida política, se quedaría a la espera de que acabara la frase porque "el AVE a la Meca", a palo seco, es una agrupación de palabras sin contenido semántico. O sea, que no quiere decir nada. Ahora bien, entre usted en un bar de cualquier ciudad española, grite bien alto: "¡El AVE a la Meca!" y verá la cantidad de miradas cómplices que recibe. ¿Por qué? Porque el contexto en el que se expresa completa lo inacabado. El contexto, en su mutismo, habla.

Usted abraza en el tanatorio al hijo del difunto al tiempo de exclamar "qué pena", y el hijo del difunto no le pregunta "qué pena qué" porque la circunstancia en la que se encuentran completa la oración sin necesidad de añadir nada. Esta capacidad de la situación para significar resulta asombrosa. Volviendo a asunto de "el AVE a la Meca", se han escrito estos días numerosos editoriales y se han llevado a cabo grandes análisis en las tertulias radiofónicas. Yo he leído gran parte de esos editoriales y he escuchado muchos de esos análisis por mera curiosidad gramatical. Quería comprobar si, echando oraciones completas sobre ese humilde grupo sintáctico, averiguaba algo que no supiera, algo que me iluminara, que me sacara de un error o me revelara una verdad inédita.

He de confesar que ningún politólogo ha logrado conmoverme por su ingenio, por su finura o por la cantidad de información aportada. Ayer, sin embargo, cuando fui a comprar el periódico, coincidí con un señor mayor que suele detenerse a leer los titulares de la prensa expuesta en el quiosco, aunque no compra ningún diario porque su pensión, pobre, no se lo permite. Nos saludamos manteniendo los dos metros de distancia reglamentarios y le pregunté si se encontraba bien, pues lo noté abatido.

- ¡El AVE a la Meca! -respondió con pena.

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