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José Pons

Tribuna

José Pons

Seguridad y Covid-19

11 de septiembre de 2001. Estados Unidos, símbolo del capitalismo, de la libertad y garante de la seguridad mundial, sufre un terrible y múltiple ataque terrorista por parte de Al Qaeda perpetrado con? ¡aviones comerciales! El arma utilizada para hacerse con el control de los aviones fue un cúter.

Estados Unidos invoca el artículo 5 del tratado fundacional de la OTAN sobre el ataque a un país miembro y recibe la solidaridad de los otros estados. Miles de millones invertidos en fabricar y almacenar misiles, en desplegar sistemas de protección antimisiles por toda Europa, en perfeccionar sistemas de ataque y defensa aérea no sirvieron para impedir ese brutal y mediático atentado de quien quería herir gravemente a Estados Unidos y de paso a todos sus aliados.

Crisis inmigratoria en el Mediterráneo desde 2014, por lo menos. La UE y otros países trabajan para encauzar el tremendo flujo de inmigrantes africanos y asiáticos que intentan entrar en la UE, cruzando el Mediterráneo, desde Libia, Siria, Marruecos y otros. Miles y miles perecen en el intento al ponerse en manos de redes mafiosas que solo buscan el negocio y desprecian la vida y también ante la falta de una complicada política europea en la materia. Nadie puede garantizar tampoco que entre los inmigrantes no haya potenciales terroristas. Los sistemas de seguridad occidentales no tienen capacidad para asegurar esa "frontera".

2016, campaña electoral para la presidencia de Estados Unidos. Se produce una clara intromisión desde el extranjero a través de las redes sociales mediante bots en twitter y otras maniobras para desprestigiar a Hillary Clinton e inclinar la elección a favor de Donald Trump. Impresionante ataque contra la democracia y la libertad de los americanos ante el que, todos los sofisticados sistemas de seguridad norteamericanos nada ¿pudieron? hacer.

Diciembre de 2019. China anuncia la existencia de un virus potencialmente muy peligroso cuyo foco de transmisión está en Wuhan en la provincia de Hebei. Se toman medidas pero tres meses después el mundo entero está en cuarentena y el Covid-19 ha contabilizado ya oficialmente (en el momento de escribir) 1.330.492 nuevos casos y han fallecido 73.872 personas. La pandemia no ha conocido fronteras ni sistemas políticos inmunes. Unos países lo hacen o harán mejor que otros pero en definitiva todos van a sufrirlo. Es interesante escuchar ahora, a principios de abril, las voces agoreras de quienes minimizaban el peligro ("no es más que una gripe") o de quienes pronosticaban que el virus no se expandiría por este o aquel país debido al calor o a la capacidad de resistencia.

Otra vez más nos hallamos ante una amenaza mundial, ante un reto a la seguridad de los países en un sentido amplio- ya sea la seguridad económica, la sanitaria o la política para la que no sirven los sistemas de defensa ni los organismos tradicionales de seguridad. ¿Estamos en guerra contra algo o alguien? No lo sé. De momento los muertos los pone solo un bando. Es edificante y grato ver a nuestros militares activamente comprometidos en la lucha contra la pandemia pero con misiones humanitarias, no bélicas.

En definitiva, me da la impresión de que en un mundo globalizado e interconectado, en el que es imposible el control de las personas que viajan y de las mercancías que se intercambian, no tiene mucho sentido invertir en mecanismos de seguridad pensados para el enfrentamiento directo entre bloques o enemigos, y sí en cambio, tendría mucho sentido invertir en la creación de una autoridad mundial o una agencia con capacidad de hacer de policía en todos los países del mundo y anticiparse siempre a las catástrofes. Una agencia que vigilase laboratorios, mercados o centros de experimentación. Ya sé que existe la OMS pero ni tiene medios ni vocación para hacer esta tarea. En esta crisis parece, no digo que lo sea, como esa voz misteriosa que en los ascensores de los grandes almacenes describe lo que está pasando ("cerrando puertas, subiendo, abriendo puertas"), pero nunca avisa de lo imprevisto.

Pienso que la mejor inversión que los estados pueden hacer para tener una economía estable y una seguridad aceptable es en investigación, prevención y educación. Igual que algunos estados almacenan armas para utilizarlas solo en casos extremos o improbables, deberían ellos o una agencia mundial almacenar material sanitario, información fiable y medios logísticos para hacer frente a una emergencia. Invertir en la investigación es invertir en seguridad y promover una educación cívica entre los ciudadanos que elimine inquisidores y salteadores de leyes es también una inversión de futuro para afrontar cualquier amenaza.

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