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Volando bajito

Abuelas chantajeadas

La casa se iba llenando de hijos. Una casa grande de patio central, espectacular. La ideal para criar a siete hijos y algún allegado que huía de su casa y se venían a la nuestra. Teníamos un vecinillo (hoy médico) que escalaba el patio por las tuberías externas hasta la azotea y eso a nosotros ya nos parecía de circo. Ser feliz en la infancia y adolescencia era lo que tocaba. En ese ambiente de fiesta y risas se vivía en la casa de mis padres donde el bocadillo de chocolate era la recompensa diaria. Aquel era el patio de nuestro recreo. Un día mi padre comentó algo que ahora llama la atención, pero en aquellos años no era más que un mensaje directo a la familia. El mayor de mis hermanos se casó y en nada tuvo dos hijas, luego vendría un varón. Era un tipo guapo. Mi padre debió intuir que vivía la maternidad sin saber la responsabilidad que implicaba. Un día mi madre le dijo que no podía ir de paseo como cada tarde. Su hijo mayor le había pedido que cuidara las hijas para ellos ir el cine.

Mi padre cortó por lo sano. "Señora usted ya crio a sus hijos, ahora que ellos cuiden los que tengan, déjelo clarito". Eso nunca se comentó en casa, pero sabíamos que era la raya que no podíamos cruzar. Mi madre lo contaba con orgullo. Hace unas semanas me invitaron a moderar un debate sobre el papel de las abuelas en la vida de los nietos. Fue una experiencia curiosa. Muchas son abuelas víctimas de hijos abusadores: hablaban de chantajes y de poca consideración. Todos saben la importancia de las abuelas en la vida de sus nietos pero les cuesta poner límite. Algunos papis son tan abusadores que a sabiendas de la mala situación económica de los abuelos no dan un paso atrás. Tensan la cuerda, abusan y chantajean sin piedad.

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