Que no, queridos haters, que no ha habido "pucherazo", sino incompetencia. Rafa Ruiz ha ganado limpiamente en Vila y, si no lo supimos antes, ha sido por las garrafales pifias de la sucursal de la T.I.A. que se ha encargado de la gestión del volcado de datos estas elecciones y que, más que transmitirlos, en muchas mesas parece que los sorteaba. En Ferraz le dio la victoria a la Falange y ni un sufragio a los socialistas, en León le adjudicó un millar de votos del PSOE a Vox y aquí, a Roldán, dejándonos estupefactos. Y suma y sigue. Sinceramente, no recuerdo un sainete semejante en cuarenta años de municipales y por eso no es extraño que todos dijéramos amén en una noche de sorpresas, decepciones o triunfos que se han trocado hoy en amargos para los que acariciaron el poder y quienes, no obstante y a diferencia de los internautas que agitan la confusión y la sospecha, han tenido la cortesía y la altura política de felicitar a sus oponentes al conocer un error que compromete la credibilidad de una democracia, la nuestra, que puede vanagloriarse de disponer de uno de los sistemas de recuento manual, a cargo de las mesas electorales y ante testigos, más seguros y confiables del mundo. Mal que les pese a los que hubieron preferido conseguir de carambola lo que les negaron las urnas, aquí no hay "república bananera" sino chapucera y el Ministerio de Interior está obligado a dar explicaciones y exigir responsabilidades a la UTE Scytl-Vector por un baile de datos que abona la desconfianza ciudadana, y con razón, porque ¿quién nos asegura ahora que el resto del escrutinio se informó bien? Por las dudas, en las actas está la verdad.
