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José Francisco Conrado de Villalonga

¿Hay que desconsiderar el latín?

Rafael Perera, destacado jurista, hombre culto, amigo de muchos años y paciente lector de mis escritos, me envió un correo en el que me sugería que escribiese sobre el latín e insinuó un título destacando la importancia de esta lengua, según él, "tema magnifico para un nuevo artículo" y al tiempo olvidarnos un rato de la pesadez de esta campaña electoral centrada en la descalificación de los adversarios. Una sugerencia de Perera es para mí un encargo. Me decido a escribir unas letras sobre este tema que cualquier persona formada consideraría importante. Es un hecho que en España, durante los últimos años, se ha emprendido una especie de purga, incomprensible y bárbara, contra las humanidades y en concreto contra el latín, cuando en el latín se encuentra el origen de la mayoría de las lenguas romances europeas, castellano, francés, catalán, gallego, italiano, rumano, dálmata, etc., y aunque no se lo imaginen, en el origen de un porcentaje muy elevado del vocabulario de la lengua inglesa. Es impensable poder leer adecuadamente a Garcilaso, Góngora, Quevedo o Cervantes sin conocer algo de latín y de la mitología grecolatina.

El latín, lengua oficial del Imperio Romano, se usó durante siglos en Europa, África septentrional y Oriente Medio. Después de la caída del Imperio continuó empleándose en todo Europa como " lingua franca" incluso después de la aparición y desarrollo de lenguas romances como el castellano y el francés. La Iglesia católica utiliza el latín en la litúrgica oficial, a pesar de que desde el Concilio Vaticano II predomine la costumbre de adaptarse a las respectivas lenguas vernáculas. En leguaje científico y en las instituciones del Derecho es vehículo habitual y su alfabeto es el más usado en el mundo. En España hasta los años 60 el latín era imprescindible en el estudio de las humanidades. Actualmente no se puede pretender que se aprenda latín para hablarlo o escribirlo correctamente, bastaría simplemente entenderlo, conocer su valor, su aportación a la lingüística y a la cultura. Es evidente que para la estilización y retórica de textos literarios, científicos o jurídicos el latín conserva también su importancia. Es más, la mayoría de la gente en Europa usa palabras latinas en sus conversaciones sin ser conscientes de que lo son, o sea, se puede decir, "a priori", que se utiliza el latín a diario sin saberlo.

No vale insinuar que quien recurre a locuciones latinas "esnobea" al personal, pues hoy son de uso común vocablos latinos como "referéndum", "ultimátum", "campus", "curriculum vitae", "dúplex", "sui generis", "in albis" o "totum revolutum"; en asuntos académicos, "honoris causa", "cum laude", "aula magna"; en términos comunes, "grosso modo", "motu proprio". Hablando de economía, materia de la que todo el mundo dice saber, se emplean las palabras "déficit", "superávit" y "per cápita" con toda naturalidad. En temas de salud es frecuente oír a la gente decir que se va al "spa", abreviación o acrónimo de "salute per aquam"; en términos médicos, fecundación "in vitro", padecer una "cefalea", que se acude al "podólogo", al oftalmólogo, o al dentista. Expresiones de carácter funerario, "corpore in sepulto". Sobre cuestiones intrascendentes se suele oír con frecuencia "pecata minuta" o que alguien va hecho "un adefesio". En temas musicales se suele comentar que el concierto fue "in crecendo" o que fue tan bueno que se pidió un "bis".

Acabaremos lamentando la pérdida de peso del latín en la educación pues con el latín acabaran sucumbiendo, también, la filología y las humanidades en general. No podemos estar de acuerdo en que se debe de estudiar solamente aquello que sea útil para "ganarse la vida", ya que esta argumentación conduciría dañar la filosofía y la literatura y seguidamente a bajar más el nivel cultural. Preguntado Winston Churchill en cierta ocasión sobre esta cuestión, contestó: "Yo dejaría que todos los jóvenes aprendan inglés, luego dejaría que los inteligentes aprendieran latín como un honor, y luego como un reto, el griego".

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