Si les dicen que Francisco Correa, líder de la Gurtel del PP, empezó su carrera como botones de un hotel, ustedes adivinan de inmediato de qué cadena mallorquina se trata, dado que el presidente de la empresa inició su carrera fulgurante en idéntico desempeño laboral. Pues bien, El Supremo del sector ha hablado, y ni siquiera reserva su pronunciamiento a círculos restringidos. Quiere que su veredicto contagie a todos los oídos:
—Los hoteleros votaremos a Vox.
De hecho, ya han empezado a votar, entrando en la campaña del juego sucio con augurios de una temporada aciaga. Los ingenuos se regodean al observar que los hoteleros atacan por igual al Biel Company de los fijos discontinuos que a la Francina Armengol de la ecotasa, cuando Venecia va a colocarla en diez euros diarios y Amsterdam carga ocho euros por crucerista. No advierten que un partido acabado en equis se libra de la ración de ricino.
El Supremo y el general Refulgencio Vox de San Simón coinciden en la parroquia de la barriada del Terreno, donde los familiares del primero acuden a misa y donde la madre melómana del futuro alcalde de Palma ejecutaba piezas en el órgano parroquial. Estas complicidades antiguas forjan empeños venideros, por España y por el Imperio. El candidato de Hispavox al Consell de Mallorca es el cazador en jefe Pedro Bestard, el partido de ultraderecha moderada no presentará a un solo candidato desarmado.
El problema radica en que el presidente de la Federación Balear de Caza debería respetar mínimamente sus estatutos. Y en el artículo 36.1 del texto que tenemos memorizado todos los asesinos deportivos de animales, se puede leer que "si un miembro de la Junta Gestora quiere presentarse como candidato a las elecciones, deberá presentar su dimisión y cesar en el cargo antes de que se inicie el plazo de la presentación de candidaturas". Amén.
Como decía el inolvidable Jaume Matas, "qué me importan los hoteleros, solo son 150 votos". Así acabó, pero la irrelevancia numérica de los faraones nos invita a cambiar de tercio de Flandes. Usted ha escuchado muchas elucubraciones sobre el estado de la relación entre Pedro Sánchez y Francina Armengol. Aquí solo leerá datos:
Número de menciones a Armengol en el libro Manuel de resistencia, de Sánchez: Cero.
Número de menciones en el libro a políticos mallorquines (o incluso a mallorquines decentes): Cero.
Número de menciones a Mallorca: Cero.
Número de menciones a la ibicenca Sofía Hernánz: Seis.
Hablando de las interacciones de Mallorca con los bárbaros del mundo exterior, en la foto de Manu Mielniezuk que hoy nos ilustra se plantea un enigma paranormal. ¿Alguien conoce a este hombre? La Guardia Civil ha lanzado un aviso para localizar al segundo por la izquierda. Perdón por la ofensa, al sexto por la derecha. Se coló en el Parlament como un pequeño Nicolás en el Día de la Provincia, aunque no puede ocultar su provincianismo. Este Zelig es clavado a Aznar, pero despista porque no calza bigote. Observen la adicción del empotrado por los uniformes, con lo cual es sospechoso de Vox. No parece peligroso, pero se aconseja tomar precauciones.
La transición consiste en llorar a José Pedro Pérez-Llorca, abuelo de la Constitución. En la pequeña historia de Mallorca, fue un procesado más del escándalo Inverbroker/Brokerval/Túnel de Sóller, de la mano de la jueza Teresa Palacios de la Audiencia Nacional. Salió absuelto porque con esos apellidos no se juega, pero refuerza la ley de que ningún alma permanece incorrupta tras su contacto con la isla. Vean Destroyer, para saborear una sublime interpretación de la letárgica y narcótica Nicole Kidman. Dan ganas de morir por ella, si no te mata antes.
Reflexión dominical madridista: "No hay que exhumar a Franco, hay que exhumar a Bernabéu".
