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José Francisco Conrado de Villalonga

Otro esperpento lingüístico

Algunos políticos se meten donde nadie les llama, invaden otras competencias, descuidando las propias, ¿Por qué no se dedicarán a lo suyo y a preocuparse por el bienestar de los ciudadanos? Por ejemplo a regular la composición de la margarina, los gramos de grasa o solidos lácteos que puede de contener?, asunto este que si afecta al personal, a su salud. Pues no, al no tener suficientes temas a resolver se meten en el prolijo mundo de la lingüística, enmendando la plana la Real Academia de la Lengua. Cuando aún sigue rechinando el "ciudadanos y ciudadanas", "compañeros y compañeras", "portavozas" etc., el Gobierno de Aragón acaba de publicar un manual de "Lenguaje inclusivo con perspectiva de género" sobre el que me atrevo, - como diletante de la escritura-, a decir, que es, o mejor a calificarlo como un esperpento. Este manual, innecesario, parte de una premisa errónea: que no existe el género inclusivo en la lengua castellana, y, si existe, y es precisamente el género común. El pretender dedicar un género propio a la mujer en sustitución del común es una pretensión sexista y discriminatoria, incomprensible, absurda, como algunas otras iniciativas relativas al pujante movimiento feminista.

El Gobierno de Aragón recomienda a sus funcionarios la sustitución de palabras de género común, por otras como alternativa inclusiva. Veamos algunas indicaciones del manual: no se debe utilizar la palabra "hombre"?. Para aquel Gobierno esta palabra es sexista y debe ser desterrada y en su lugar habrá que decir persona. Estará fuera de normativa hablar del "origen del hombre", habrá que referirse a ello como " de la especie humana"; cuando se cite a los "niños", se deberá sustituir esta palabra por "criaturas", cuando haya que decir algo sobre los asesores, tendrán que referirse a ellos como "personal de asesoría" y si se trata de nombrar a un director, a partir de ahora se designara a una persona que será el "equipo directivo", no el director, (aunque se trate de una dirección unipersonal).Los plurales masculinos deben de desaparecer, al referirse a los "empleados" en general, habrá que hacerlo diciendo la "la plantilla". En los documentos escritos se sugiere la introducción masiva de la "x" en lugar de las vocales "a" u "o". Será recomendable escribir "lxs niñxs", es decir, ni niños ni niñas, o bien optar por una nueva forma, muy novedosa ella, una sustitución de vocales, ni "a" ni "o" sino "e", ni niños ni niñas sino "les niñes", también se podrá suplantar, si se quiere, la vocal por "la arroba", l@s niñ@s. El "don o doña" queda proscrito. El Ejecutivo aragonés considera según su filosofía, que "el lenguaje construye nuestro pensamiento y, a través de él se entiende el mundo". Mas bien lo contrario, diría yo, el lenguaje es la herramienta con la que expresamos nuestro pensamiento, siempre anterior a la palabra. Un nuevo intento, del Gobierno aragonés, de retorcer la lengua castellana justificado por el avivamiento del lenguaje inclusivo.

El Parlamento de Aragón en el año 2.013 aprobó una ley reguladora de las lenguas oficiales de su comunidad, -todo un paradigma de analfabetismo y atrevimiento-, con la única finalidad de suprimir la denominación de catalán a la lengua, que desde tiempo inmemorial, se habla en una región colindante con Cataluña llamada "La Franja". A partir de la ley de 2.013 la lengua de aquellos pueblos pasó a denominarse LAPAO, (lengua aragonesa propia del área oriental), y aunque lo parece, no es la lengua que se podría hablar en Laponia, sino el acrónimo de la nueva ley aragonesa. Estas simplezas inclusivas, ajenas a la corrección idiomática, son producto de la tosquedad, pues deberían de saber estos señores, si hubiesen estudiado gramática, que tiene menor relevancia el género masculino, dado que al ser común en muchas ocasiones, no tiene identificación propia. En el manual se está haciendo una concesión a lo políticamente correcto, en una cuestión de técnica lingüística, dando una marcada atención a lo femenino, despreciando la neutralidad de la lengua castellana y marginando el género común. Con ello se está atacando la corrección lingüística, introduciendo un lenguaje torpe, sexista y discriminatorio. Las expresiones "neutras" incluyen a las personas de los dos sexos. Y por mucho que se empeñen en lo contrario nos seguiremos refiriendo a hombres y mujeres, cuando se hable de "los trabajadores".

El movimiento feminista dominante, encomiable en muchos de sus reivindicaciones, está desbarrando en cuestiones lingüísticas, no se puede negar que el ser hombre o mujer es una realidad biológica, con unos comportamientos concretos tanto en lo orgánico como en lo social, pues con independencia de los órganos sexuales y la apariencia física, el sexo determina muchos aspectos de nuestra actuación en la vida. Esto es un hecho y resulta penoso tenerlo que explicar hoy. Lograr la equidad entre hombres y mujeres y, expresar la propia individualidad, no puede basarse, en el lenguaje inclusivo ni en destrozar la perfección de una lengua que ha necesitado varios siglos en su adecuada construcción.

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