Vengo de FITUR. Siendo francos, este artículo se ha iniciado regresando a Mallorca, en la sala de espera del aeropuerto internacional Madrid-Barajas Adolfo Suárez. La primera constatación que uno puede llegar tras haber asistido al evento se puede resumir en una actitud: tranquilidad por ahora, avistando un futuro incierto. Pero a corto plazo, relativo sosiego. No eran caras de preocupación las que se podían ver por el estand balear. Contrastaban con la violenta atmósfera que se vivía en la calle, con decenas de antidisturbios custodiando el ferial de los taxistas.
Tampoco nada que ver con el estado de ánimo de las ediciones que tuvieron lugar entre los años 2009 y 2013, básicamente. Tiempos muy duros en cuanto a refinanciaciones bancarias, negociaciones al borde de la usura con turoperadores para paliar la disminución de turistas con destino al archipiélago. En aquellos años, las ojeras no eran extrañas en algunos de los asistentes a la cita madrileña. No por haber tenido noches locas, sino por nervios acumulados para poder cuadrar unos números imposibles en algunos casos.
FITUR 2019 será recordada también como la edición de los mensajes chocantes. Al tiempo que se anunciaba que las reservas bajan sin remisión, se pedían prórrogas para ampliar aún más los hoteles. Hemos asistido al enésimo revival del "mantra" sectorial: la ecotasa, señalada como culpable de un posible descenso de visitantes. Reducida la balear si la comparamos con la de Tokio (8 euros persona y noche ). Que se sepa, nadie que opera un establecimiento allí la ha puesto en duda. En cuanto a si la subida de las tarifas mallorquinas en los últimos cinco años es un factor contrario a la competitividad del destino,el silencio es la norma. Siguiendo con esta línea argumental, este FITUR nos ha descubierto una nueva línea de economía aplicada: una posible solución a los posibles problemas de ocupación es abaratar el despido. Es decir, el turista elige su destino por los costes laborales y no por el precio de la habitación. Juzguen ustedes.
Por tanto, ¿van a haber nervios con fenómenos como el brexit o el nuevo posicionamiento de países vecinos? Pues parece ser que están asegurados. Pero, ¿va a ser el 2019 el cataclismo que alguno ha pronosticado este jueves? No, parece que no. Era muy interesante ver a los representantes de mayoristas escandinavos, holandeses, italianos, rusos, israelíes? ir de mesa en mesa, intentando abrir hueco donde se prevé que el dubitativo mercado inglés se pueda resentir, que ya veremos si el pinchazo llega a ser tan vasto como algún agorero pronostica. Lo que parece bastante razonable es que en las playas baleares empezaremos a escuchar cada vez más idiomas diferentes.
Ahora bien, en honor a la verdad, la clase empresarial sí lleva algo de razón cuando aventura que si no se toman medidas lo podemos pasar mal. No inmediatamente, pero en un futuro no tan lejano. La geopolítica es caprichosa, y la geografía económica también. Combinadas pueden ser letales. Tal es el caso que nos ocupa: si los ciclos económicos se cumplen y la paz vuelve definitivamente al Magreb, vamos a tener unos competidores potentísimos en un período no muy largo de tiempo. También es muy interesante la aportación sobre los farragosos trámites que conlleva un expediente turístico a día de hoy en Balears. Aquí la Administración pública debería entender que sus tempos ya no son los del siglo XXI. Que en una era digitalizada, ciertas actitudes son como mínimo incomprensibles para el ciudadano de a pie. Hoteleros incluidos. Razón llevan.
Pero cuidado: no tan sólo debe ser la Administración pública la que deba poner medidas. También la empresa privada: aquí debería abrirse una profunda reflexión por parte del mundo empresarial sobre qué significa ser competitivos a día de hoy. También ayudaría mucho a la imagen de la patronal que sus declaraciones fueren más constructivas que negativas. Los valles de lágrimas cuando se anuncian ganancias millonarias nunca han sido bien recibidos por la ciudadanía. Ir con cuidado con estos matices aportaría Valor a la marca FEHM. Sin duda alguna.
Como anécdota de viejo lobo, alguien con muchos Fitures y consejos de administración hoteleros a sus espaldas recordaba con sorna que el año pasado y por estas mismas fechas, la patronal anunciaba la pérdida de dos millones de visitantes para la temporada 2018 por culpa de la ecotasa. Todos sabemos cómo ha acabado. Como muchos, el mismo experto deseaba un mandato más cerebral en cuanto a declaraciones por parte de la actual directiva de la patronal? y hasta aquí puedo leer.
En resumen, si se preguntan cómo puede ir esta temporada teniendo como premisa FITUR 2019, la respuesta no es sencilla. Pero teniendo en cuenta que puede ya adelantar en algunos casos los contratos a firmar para la 2020 y sus tendencias para las firmas de hoteles para 2021? pues ni tanto, ni tan calvo. Sencillamente, diferente.