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Antonio Papell

Golpe a la banca

El ventilador de Villarejo, un presunto delincuente que trabajaba en las cloacas del Estado y que logró al parecer un cuantioso patrimonio aprovechándose de la información que obtenía ilegítimamente gracias a su posición, continúa lanzando a los cuatro vientos noticias escandalosas que afectan a las elites de este país, parte de las cuales acudieron a él para realizar negocios sucios, protegerse de agresiones u obtener ventajas gracias a informaciones privilegiadas. El sicario no ha debido darse cuenta todavía de que sus chantajes no le librarán de la cárcel porque el Estado siempre es más fuerte de lo que creen todos sus enemigos (se ha visto en Cataluña, se ve ahora ante la agresión de quien es capaz de someterlo al efecto de diversas cargas de profundidad).

Estos días pasados se han conocido nuevas revelaciones del comisario Villarejo sobre el espionaje masivo que él mismo habría realizado por encargo, supuestamente, la cúpula del BBVA encabezada por el entonces presidente Francisco González durante el intento fallido de Sacyr en 2004 de tomar el control de la entidad, grabando cientos de conversaciones de ministros, empresarios y periodistas. La bomba informativa ha estallado en pleno proceso de renovación de la cúpula del banco y en el totum revolutum de las revelaciones aparecen implicados la ex vicepresidenta del Gobierno de Zapatero, María Teresa Fernández De la Vega (asegurando protección para Emilio Botín frente a actuaciones judiciales), el exministro Miguel Sebastián, la CNMV y notorios empresarios como Juan Abelló y Luis del Rivero.

Los Tribunales tendrán que pronunciarse -dentro de varios años- sobre los hipotéticos delitos cometidos por Villarejo en tales actuaciones y sobre las responsabilidades penales en que puedan haber incurrido los espiados por Villarejo por hechos no prescritos. Pero lo cierto e inevitable es que el episodio no ha contribuido en absoluto en mejorar la reputación del sistema financiero en general y de los bancos en particular, grandes instituciones que, en su conjunto global, tuvieron mucho que ver en el desencadenamiento de la gran crisis, y que en algunos casos (las cajas de ahorros) hubieron de ser rescatadas con recursos públicos para que los depositantes no perdieran su dinero. Los bancos fueron cómplices de la burbuja inmobiliaria y después ennegrecieron su imagen al verse involucrados en la gran secuencia de desahucios que configuraron la peor consecuencia material de la crisis.

Pues bien: como acaban de escribir algunos gurús de la prospectiva, y entre ellos Enrique Dans, cada vez es más evidente que las grandes tecnológicas podrían asumir a corto plazo la mayoría de las funciones que actualmente desempeñan los bancos, gracias a sus disponibilidades técnicas y a un conjunto de estrategias que mejorarían la imagen del prestamista, actualmente degradada hasta extremos inquietantes. Escribe Dans en su blog diario: "¿Qué ofrece realmente un banco? ¿Seguridad y garantías? Las grandes tecnológicas tienen muchísima más liquidez y fondos que prácticamente cualquier banco, y una cultura y reputación de ofrecer garantías a sus clientes ante cualquier eventualidad. ¿Transaccionalidad? Cualquier compañía puede llegar a un acuerdo con MasterCard, VISA o American Express y ofrecer una herramienta transaccional generalmente aceptada, e incluso ser más ágil que algunos bancos, como están demostrando las fintech todos los días, a la hora de incorporar soluciones tecnológicas como su integración en monederos electrónicos o la creación de propuestas más atractivas. ¿Rentabilidad? ¿Ausencia de comisiones? Se me ocurren múltiples empresas tecnológicas capaces de ofrecer ese tipo de propuestas mejor que los bancos con los que trato habitualmente...". Y su conclusión es rotunda: "Las empresas tecnológicas tienen la posibilidad de entrar en ese negocio y generar disrupción en base a propuestas nuevas, establecidas en torno a la información del cliente de una manera razonable y sostenible, o simplemente subsidiadas para obtener una fidelidad y una presencia de marca mayor".

El negocio bancario debe revisarse de los pies a la cabeza, ni más ni menos que el conjunto de actividades tradicionales de venta y distribución. Y la reputación y la imagen no pueden ser ignoradas en este aggiornamento, sin el cual el problema de supervivencia puede no tener solución.

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