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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

La gran mentira

Mi vecinita de ocho años sigue de vacaciones en el cole, claro, y sus padres siguen encargándome de su cuidado cuando se van a trabajar, o al cine, o de compras. Hoy me la dejaron a las cuatro de la tarde. Nada más desaparecer los adultos, la cría me preguntó si existían los Reyes Magos. Le dije que se lo preguntara a sus papás.

-A mis papás les da vergüenza que les pregunte eso -respondió.

-¿Por qué iba a darles vergüenza?

-No lo sé, pero yo lo noto.

Me vino a la memoria entonces un cuento que escribí hace años en el que una hermana mayor le decía lo siguiente a la pequeña: Mira, como ya tienes ocho años, papá y mamá te dirán pronto que los Reyes no existen. Es mentira, existen, lo que ocurre es que los mayores le tienen mucho miedo a la magia, de manera que a partir de cierta edad nos hacen creer lo contrario para que tengamos los dos pies en el suelo. En efecto, a los pocos días los padres se reunieron con la pequeña para quitarle la fantasía de los Reyes de la cabeza. Pero la niña ya estaba advertida por su hermana y no les creyó.

Tras ponerle un colacao a mi vecinita, me senté frente a ella y le dije lo mismo que el personaje de mi cuento le había dicho a su hermana pequeña.

-Es que -me explicó ella- una amiga del colegio me ha asegurado que hasta los ocho o los nueve años nos mienten.

-Es al revés -le aseguré-, empiezan a mentiros a partir de esa edad.

-¿Tú mentiste también a tus hijos?

-También, sí, todos los padres lo hacen. Pero esto que quede entre tú y yo, como un secreto.

Tras la conversación la dejé sola un rato frente a unos dibujos animados de la tele y me fui a trabajar. La recogieron poco antes de la cena. Dos días más tarde coincidimos todos en el ascensor y la niña, en un momento en el que no nos observaba nadie, me guiñó un ojo al tiempo de asentir con la cabeza. Deduje que le habían revelado la gran verdad, convertida gracias a mí en una gran mentira.

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