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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

2019: Lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer

Aunque mañana, 1 de enero de 2019, sea el día siguiente al de hoy, 31 de diciembre de 2018, el comienzo de un año nuevo sigue significando un hito para una gran mayoría de humanoides. L'Any Nou simboliza la posibilidad (¿teórica?) de iniciar algunos nuevos recorridos. Dejar de fumar, iniciar un régimen estricto, dejar fuera de uso mi móvil aunque sea media hora al día, ser (intentarlo por lo menos) un tanto más soportable para nuestros congéneres€ Algunos triunfan, pero otros (¿la mayoría?) seguimos en nuestros trece. Pero en nuestro subconsciente el futuro, el inicio de un nuevo año, 2019, puede y debe significar algo más, un porvenir más ambicioso y estimulante. Pero coexiste un interrogante abierto ¿es inevitable un futuro sin porvenir?. "Lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer".

Es cierto que se perciben signos de superación de la crisis, pero tales mejoras no se perciben en nuestra cotidianidad. Múltiples frustraciones en las clases medias sobre las que se basaba la cohesión social de las sociedades de posguerra. Una sesgada distribución de las rentas y de salarios que refuerza la idea de que las políticas institucionales benefician a los que tienen más. Una sociedad dual y desigual con amplios segmentos sociales en riesgo de exclusión. A ellas podríamos añadir la sensación de las nuevas generaciones de que están destinadas a vivir en peores condiciones que sus padres. Tal situación no es inevitable, pero para ello es necesaria la política.

Pero en España, y no sólo en ella, malvivimos en una crisis de índole política, incluyendo la desconfianza no sólo hacia los políticos sin distingos, sino también en las instituciones que conforman el entramado democrático. Los parámetros de la Constitución del 78, útiles entonces, exigen ahora reformas estructurales que no parece que todos los partidos estén dispuestos a abordar. Si les digo, ahora, que el camino hacia la construcción de una sociedad, más justa y más solidaria (con sus limitaciones y errores) radica en la política, corro el grave riesgo de que me consideren como un ingenuo (cosa difícil a mi edad), como un provocador (no me gusta jugar con fuego), o simplemente como un simple cínico. Pero, hay quienes (¡haberlos haylos!) consideramos posible (e imprescindible) construir una Política radicalmente distinta a la que nos toca soportar. Lo contrario supondría aceptar la ley de la selva, donde únicamente sobreviven los poderosos, donde la norma es "sálvese quien pueda", y en su caso refugiarse en falsas salidas populistas dominadas por el racismo, la intolerancia, el odio a los diferentes y las guerras cruentas (¡y no cruentas!), con múltiples víctimas colaterales. Esta es la Europa (de la que formamos parte) que estamos "deconstruyendo", y con el gran macho alfa Trump (¡irán apareciendo clones!) como gran líder. Atención a los mensajes populistas basados en simples eslóganes.

Es cierto que, como mínimo el título de estas líneas, "lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer", incluye la posibilidad de que lo viejo muera. No es un dogma que en el año que mañana inauguramos, 2019, las cosas tengan que ir necesariamente a peor, como vaticinan determinados agoreros; pero tampoco necesariamente a mejor, tal como algunos políticos y tecnócratas pretenden que creamos a pies juntillas que inevitablemente saldremos reforzados de la crisis. Ni optimistas vacuos ni pesimismos radicales, sino todo lo contrario: un escepticismo activo que nada tiene que ver con el placer de mirarse el propio ombligo.

No en vano Daniel Innerarity, insigne analista, afirma que "el escepticismo es la antesala del optimismo", entre otras razones porque el futuro (incluido el año recién estrenado) no está escrito. No se niega la realidad existente, pero no se da por inevitable. El 2019 si algo será es que será un año electoral: municipales, autonómicas, europeas y posiblemente nacionales. Más allá del desánimo, no es cierto que todas las ofertas electorales sean iguales. Una realidad (política, económica, social, cívica, cultural€) distinta, abierta, tolerante, donde la ciudadanía sea el gozne, es difícil pero posible. Depende de nosotros.

¡Millor Any Nou!

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