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Antonio Papell

Acción y reacción en los extremos

Solo un analista prestigioso ha destacado un importante artículo aparecido en la prensa catalana que expresa, desde el lado soberanista, en su verdadera magnitud la desastrosa evolución del ´procés´, que, después de fracasar estrepitosamente (hoy nadie puede negar con fundamento que la intentona secesionista ha fracasado y ha vacunado al país contra esta deriva para varias décadas), está dando muestras de una colosal incompetencia, en manos de un conjunto de sujetos que han perdido el sentido de la orientación, se han lanzado a una guerra interna por salvar personalmente los muebles y dan muestras de un absoluto desinterés hacia esa Cataluña que se proponen redimir, y que está entrando en una delicada situación socioeconómica sin sentido.

El artículo en cuestión, aparecido el lunes, estaba firmado por Antoni Puigvert, un catalanista de reconocido prestigio, y se titulaba "Tragicomedia de otoño", un agrio comentario al ridículo que están haciendo los autores del procés, enzarzados en una lucha por el poder, incapaces de activar ni el gobierno autonómico ni el parlament y sin la menor capacidad de iniciativa que guíe a los cientos de miles de ciudadanos a los que han movilizado no se sabe hacia dónde. "La épica del independentismo era discutible, pero auténtica -escribe el articulista—. La lírica independentista molestaba a quien no la compartía, pero era genuina. Pues bien: ahora la épica y la lírica independentistas se han convertido en motivo de escarnio y caricatura". Más adelante, critica la parodia en que se ha convertido el ´procés´ desde el 27 de octubre de 2017. "Esto no es una república virtual —continúa diciendo—. ¡Es parque de atracciones! Son niños jugando a la república. Niños jugando, sí: pero, entre sus juguetes, está el presupuesto de miles de millones del que dependen los hospitales, la seguridad de las calles, el buen funcionamiento de las escuelas, la reducción de las colas del paro y los proyectos que van a decidir el bienestar o la ruina económica de nuestros hijos y nietos". Y concluye: "Cataluña es un barco sin piloto, pero con tantos capitanes como corrientes independentistas. Se apelotonan en el camarote del president y se pelean cada día en un remake sin gracia del camarote de los hermanos Marx".

Lo grave de lo que ocurre, como señala Puigverd, es que este disparate no es inocuo. No lo es en Cataluña, obviamente, pero tampoco en el resto del Estado, donde la política decae influida por su contrapunto catalán y la economía comienza a flaquear (no podía ser de otro modo).

Por una parte, no es irreal atribuir el lanzamiento exitoso de VOX al descrédito que inevitablemente recae sobre el Estado de las Autonomías a raíz de la gravísima estridencia catalana, que pone en solfa todo el modelo. Siempre ha habido un neofranquismo residual totalitario en la democracia española, pero ha encontrado la oportunidad de su lanzamiento precisamente ahora, cuando la crisis catalana lo contamina todo. Y, como es lógico, uno de los primeros puntos programáticos de la organización de extrema derecha es la recuperación del Estado unitario.

Por otra parte, la decadencia del ´procés´ y el largo calvario forense que nos aguarda tras la inevitable judicialización de la disparatada intentona de los redentores Mas y Puigdemont están resucitando lo peor de la vieja derecha españolista, que ya querría utilizar los Tercios de Flandes para imponer un 155 desorbitado al son de las cornetas y los timbales imperiales. En el fondo, el recurso a esta medida extrema, que todavía Rajoy aplicó con pudor —siempre pensé que aún echaríamos de menos al veterano registrador de la propiedad—, satisface la inconfesada voluntad de laminar la descentralización que traía consigo la Constitución de 1978 y que, con todos sus defectos, ha sido uno de los elementos clave de la modernización de este país.

En definitiva, la deriva radical del nacionalismo catalán hacia el precipicio estimula la radicalización del ala más conservadora de la política española. Ojalá el centro sociológico, todavía muy amplio, se mantenga potente y firme, capaz de resistir ambas derivas antagónicas.

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