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Distracciones estivales 4

El domingo pasado María Sánchez comentaba en la radio la indignada reacción que en su día provocó el titular de una entrevista suya: "Sin las mujeres no existiría el campo". Muchos agricultores se habían apresurado a afirmar que quienes trabajaban en el campo eran ellos, y Sánchez matizaba que, en el ámbito rural, la tarea del hombre se desarrolla junto a la labor que realiza la mujer, y no sólo en el plano doméstico. Me llamó la atención la anécdota, y que aún hubiera que razonar algo tan evidente. Acababa de descubrir a María Sánchez, joven veterinaria cuyo primer libro, Cuaderno de campo, ya tiene varias reediciones. Sánchez aborda la naturaleza con mimbres autobiográficos y líricos, y se adentra en un género de solera en las letras anglosajonas, menos cultivado por estos pagos. María Sánchez tiene las cosas claras, sensibilidad de sismógrafo, un sólido bagaje de lecturas, herencia familiar en el oficio de cuidar a los animales y, además, experiencia a pie de tajo. Un perfil que promete interesantes frutos en el futuro.

En otra entrevista de fin de semana leí el mérito que conlleva el que un conocido y actor hubiera pasado, sin mayores traumas, de galán juvenil a personaje que peina canas (lo de las canas se repetía un par de veces). Al parecer, en su nueva etapa incluso le gusta encarnar papeles que le sacan años, y, por lo visto, su carrera no sólo no decae sino que se encuentra en un momento espléndido. En ningún momento aparecían en el texto comentarios del tipo "sus increíbles 61 años", ni se subrayaba que el actor conserva su buena forma física, su encanto y su sex appeal? algo que acaso habríamos leído de haber sido la entrevistada una actriz de su quinta como (por acudir a ejemplos no patrios) Sharon Stone. Al contrario que el hombre, la mujer que se dedica al mundo del espectáculo no tiene derecho a madurar (o, hablando en plata, a envejecer) sin que en algún momento los medios analicen con instrumental de precisión (y con saña) su apariencia física. Y lo peor: salvo honrosísimas excepciones, dejará de poder escoger papeles y aspirar a mantener su estatus dentro del oficio, más allá del homenaje puntual y casi prefunerario.

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