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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Un catalán coge el AVE

La noticia del día es que un señor de Barcelona ha cogido el AVE para viajar a Madrid, un trayecto que emprenden a diario miles de personas en ambos sentidos, sin que se registren incidentes dignos de ser comentados. Pese a lo vulgar del incidente, las crónicas resaltan la amabilidad reinante entre el viajante de comercio catalán Quim Torra y su anfitrión, el hijodalgo madrileño Pedro Sánchez. ¿Por qué habrían de ser los políticos más maleducados que el resto de la población? Sin llegar al optimismo siempre desinformado, ya es mucho que los gestos hayan sustituido a las gesticulaciones, prodigadas casualmente durante los gobiernos de Rajoy.

Entre los gestos sin aparato gestual, un sondeo de El Periódico decretaba ayer mismo que cuatro de cada cinco votantes catalanes de PP y Ciudadanos desean más autogobierno, una pretensión que les abraza con la mitad de electores de Esquerra Republicana. Y si este dato fraternal parece rebuscado, el indudable Joan Tardà lo trasladaba a la prosa en una entrevista en vilaweb.cat. "Comparto el ochenta por ciento de lo que piensa mi vecino que vota Ciudadanos". Las reivindicaciones solidarias, España y Cataluña como inversiones de los militantes que todavía pagan sus impuestos, son el mejor antídoto contra la enemistad desatada durante los últimos años. Sin embargo, se entiende la desolación de quienes pensaban perpetuar los valores del patriotismo como combustible electoral.

Resolver el problema catalán no está en manos de Sánchez, ni siquiera de los catalanes. Sin embargo, la conllevancia es un asunto de "cortesía" „Jean Daniel„ o de "decencia" „George Orwell„. Los presidentes del Gobierno y del Govern han ejecutado esta enemistad irreconciliable con buenas maneras en torno a la fuente de Antonio Machado, un poeta que sirve igual para un Serrat contenido que para un descosido Aznar. La cumbre ferroviaria ha coronado sus modestos objetivos por lo que, así que llegue el otoño, un madrileño cogerá el AVE en Atocha para desembarcar en la estación de Sants. Y así sucesivamente.

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