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Matías Vallés

Robert de Niro busca hotel en Mallorca, para comprarlo

Por razones que se me escapan, Robert de Niro se introdujo en el mundo de la hostelería desde la cadena de lujo Nobu Hospitality, donde es accionista fundamental junto al chef de origen japonés Nobu Matsuhisa. El actor hotelero visitó Barcelona esta primavera, para anunciar la puesta en marcha del Hotel Torre Catalunya.

El camaleónico De Niro (cuánto tiempo sin utilizar este adjetivo) analizó la expansión del grupo en rueda de prensa. Anunció que "estamos mirando proyectos en las islas". Visto desde Barcelona, "las islas" somos nosotros. Dado que en el vecindario ya poseen el Nobu Hotel Ibiza Bay, está claro que la cadena se ha lanzado al abordaje sobre Mallorca.

La competencia hollywoodiense no alterará a los impermeables, impenetrables e imperturbables hoteleros mallorquines. Aguardarán como tiburones blancos por si el actor se estrella en su desembarco, como Hilton y otros. A continuación, se lanzarán a dentelladas para comprar a buen precio. De Niro tendrá oportunidad de contemplar en "las islas" una interpretación literal de Uno de los nuestros.

Algo ha cambiado. Gary Cooper llega en 1956 al Formentor, no encuentra habitación y ha de regresar a Palma. De Niro también busca ahora un hotel mallorquín, para comprarlo. El desembarco en la isla contagia el instinto fenicio. Celebramos que Frank Woods se case y se instale en Deià con Caroline Corr de The Corrs, pero a continuación se dedican a la promoción inmobiliaria en la isla. Nos congratulamos de la llegada de George Soros, pero no implanta una universidad de su Open Society Foundation que tanto necesitamos, sino que compra media docena de hoteles mallorquines a través de su grupo Hispania. No nos quieren por nuestro dinero, nos quieren por su dinero. (No se disperse, retome el hilo).

Los hoteleros encumbran a Carmen Planas a la cúspide de la Caeb. A continuación, la presidenta de los empresarios conspira contra Bartomeu Bestard, hotelero y candidato de los hoteleros a presidir la Cámara de Comercio, por mucho que la líder de la patronal se abstuviera de depositar su papeleta. Es hermoso comprobar que la derecha anda tan liada como los antisistema.

Enhorabuena al Consell progresista, que ha logrado unos atascos en la autopista de Andratx a la altura de la carretera de Inca o de la entrada desde Valldemossa. A propósito, el Túnel de Sóller registra actualmente un tráfico diario en torno a los 12.500 o 13.000 vehículos. La cifra supera en mil coches al día los valores del año pasado, previos a la eliminación de los peajes de la obra pública.

Es decir, Sóller ha recibido 30 mil coches más en un mes, solo a través del Túnel. Colóquenlos en fila. Y todavía no han llegado los meses centrales del verano. Oremos para que no ocurra ningún percance de entidad en medio de la oscuridad, porque el Plan de Seguridad brilla por su ausencia. (Publicamos las cifras de tráfico porque el Consell de Mallorca ultraprogresista y ultratransparente ha prohibido que se difundan. La izquierda trata a sus votantes como un rebaño sin derecho a opinión propia).

Si se ha podido proteger a las ballenas mallorquinas del ruido, también sería posible proteger a los ciudadanos del ruido. Hablando de animales marinos, pocas veces puede asistirse en directo al espectáculo de un tiburón blanco abatiéndose veloz y feroz sobre su ágil presa. Ocurrió el jueves, en la fiesta de los premios de este diario. El gran escualo Jaume Font se lanzó sobre Francesc Fiol, en lo que sin duda sería una gran incorporación para Cort. El asediado se escabulle. A cambio de contemplar el espectáculo, le anuncio a Font los diputados que logrará el PI en las autonómicas. Los partidos políticos no temen a Mallorca, les aterroriza Palma, donde Antoni Noguera hubiera prohibido el alquiler turístico en plantas bajas de no haber topado con la negativa del PSOE.

Lo peor de los sucesivos pronunciamientos judiciales sobre La siempre ha sido el tono de los escritos. El auto que libera a los abusadores sexuales se refiere a la víctima con un "para procurar a C.G.L. su debida tranquilidad e integridad moral", que bordea el sarcasmo y la negación de crédito a su versión de los hechos. Justicia patriarcal dictada por mujeres, el nudo gordiano que el feminismo no sabe deshacer.

El acontecimiento de mayor repercusión internacional que se celebra ahora mismo en Mallorca no tiene nada que ver con los aborígenes, ni con Robert de Niro, ni siquiera con el Antoni Noguera que ha llegado al New York Times. Es la nueva temporada de Love Island, la telerrealidad o telebasura que el canal ITV graba anualmente en un chalet de Sant Llorenç, rebautizado como Casa Amor. Arrasa en las audiencias del Reino Unido. Según recuerda el gran Alan Bennett, un dramaturgo digno de Cati Solivellas, "la premisa del programa es que los participantes se emparejarán, de hecho están obligados a hacerlo, o en caso contrario los desafortunados tendrán que empaquetar sus cosas. Van casi desnudos y algunos son más bellos que otros, con los varones a menudo frustrados o casi desaparecidos bajo los tatuajes". Este año se ha incorporado por primera vez a una protagonista negra, la actriz Samira Mighty. Ha sido la última en ayuntarse, con Alex George, quienquiera que sea.

(Todos los personajes que aparecen en esta página son reales, por lo que cualquier parecido de lo aquí narrado con la realidad es pura coincidencia).

Reflexión dominical edénica: "Conviene prepararse para la hipótesis de un paraíso algo decepcionante".

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