Rajoy al paro, Urdangarin a la cárcel y Lopetegui a la calle. España es un país solo apto para quienes buscan emociones fuertes. El presidente del Gobierno popularizó la palabra "aprovechategui" antes de ser defenestrado, y por extraño que parezca se la dirigía a otra persona. Sin embargo, el término no rima casualmente con el apellido del seleccionador ayuno de escrúpulos. El funcionario del banquillo pertenece a la estirpe de quienes creen que cualquier decisión está justificada si se produce en beneficio propio, al igual que los demás tripulantes de este párrafo excelso.
Lopetegui aprovechategui abandonó la selección en vísperas del Mundial, para largarse con el Madrid. La deserción, bajo la pretensión de continuar con el pluriempleo nacional, forzó el recambio en el banquillo. Salvo que no ha sido sustituido por el avinagrado Fernando Hierro, sino por Luis Rubiales. En el páramo de la vida política, el presidente de la Federación afianza su liderazgo al negarse a asumir el agravio de Florentino Pérez, expulsando a su mayordomo del Mundial. "Nos hemos visto obligados a prescindir de Lopetegui" adquiere el barniz de las frases históricas. Solo le faltó añadir "en el menor tiempo y con la mayor seguridad posibles", como Zapatero al retirar las tropas españolas de Irak.
El debutante Rubiales ya ha ganado su Mundial, el respeto de sus pares. Dio una lección a los políticos, a quienes les vacila el pulso cuando han de tomar decisiones ejecutivas. Ayer le propinó un sonoro bofetón a Florentino, al empaquetarle entero a su entrenador y negarse a administrar las sobras. Aceptando que la torpe maniobra de anunciar la contratación en el día de la condena a Urdangarin sea una coincidencia, y es mucho suponer, sorprende contemplar al presidente madridista avasallando como si fuera un independentista. Y con los mismos objetivos de disolución de España. El patriotismo sabe mejor si se dosifica según los intereses propios. En cuanto a Lopetegui aprovechategui, le deseamos la misma fortuna en el Madrid que en la selección, la afición no paga a traidores.
