En cuanto Cort adopte la primera medida de izquierdas, no dudaremos en importunarles con la exclusiva. Mientras tanto, el ayuntamiento que ganó las elecciones contra las terrazas y contra el Palacio de Congresos, ha expulsado a los peatones de las aceras y ha inaugurado el mamotreto. Palma sigue siendo la capital del ruido y la suciedad, la construcción se ha relanzado con un poder devastador que el PP envidiaría. El semialcalde Hila solo habla para declarar inaugurado este despropósito urbanístico. La muchachada de Podemés no solo ha atraído más turistas que la derecha, sino que contribuye a prostituir la ciudad con el alquiler turístico. Los partidos que iban a poner Palma al alcance de los ciudadanos, han auspiciado un incremento de los alquileres en dobles dígitos. Cada año. Se multiplica el acoso inmobiliario y los desahucios de inquilinos locales, para sustituirlos por suecoalemanes. Pero esta vez no se presentan los ultraizquierdistas para impedir el desalojo, porque en la calle no hay aire acondicionado.
Hablando de calles, la última magnífica noticia de Cort es la posible supresión del parterre ajardinado que media en Manacor. Más Palacios de Congresos y menos hierba, a tono con un ayuntamiento que llegó al cargo vegetariano y se ha vuelto carnívoro. La coartada es el carril-bici, donde se hurta que las sacrosantas bicicletas también ruedan sobre el asfalto y no sacrifican a los coches, sino a los peatones. Se esgrime asimismo el ensanchamiento de las aceras, un truco para favorecer las terrazas selváticas que los progresistas venían a domesticar.
La jardinería de la calle Manacor es apenas un incidente, por comparación con la salvajada que Cort está perpetrando en el Paseo Marítimo Existe además un punto de contacto entre ambos crímenes urbanos. El interior de Palma pagará las facturas de reservar la fachada de Palma al disfrute exclusivo de suecoalemanes. Todo ello, en el consistorio más nacionalista de la historia. No son turismófobos, como pretende la derecha desenfocada, sino palmófobos. De la ciudad no van a dejar ni los parterres.