Diario de Mallorca

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Mercè  Marrero

La suerte de besar

Mercè Marrero Fuster

Un año de tortilla francesa

Tengo debilidad por las libretas. Todo es posible en una libreta en blanco. Es como tener la oportunidad de empezar de cero. De reinventarte. Si la usas como herramienta de trabajo, serás la profesional más productiva y creativa. Si es un diario, ríete tú del de Bridget Jones y, desde luego, si la libreta se convierte en recetario, el que acabará riendo será Ferran Adrià. Soñar es gratis, de momento. Arrancar un nuevo año tiene algo de libreta en blanco. No todo está por escribir desgraciadamente, pero el ímpetu de los propósitos sí es renovado.

En lo político, pido vehementemente que se zanje el temita catalán. Que se hable, se debata y se llegue a una solución justa y equitativa para todos. Que intervengan aquellos que tengan amplitud de miras y espíritus constructivos. Que los destructivos, altaneros y charlatanes se tomen un par de vodkas y se relajen un poco. Que guarden silencio los que solo aportan ruido. Además de hacer daño, el ruido impide escuchar lo relevante. Pasan muchas otras cosas en este país y la mayoría son más interesantes.

Que no haya ni una sola mujer más asesinada o agredida. Que si un hombre se cree superior, propietario o con ganas de controlar, corra a pedir ayuda. Si no lo hace y sigue creyéndose con derecho a hacerle daño a una mujer, deseo que haya tolerancia cero con él.

Al cine le pido que haga una pausa y se relaje ante tanta película apocalíptica. Que cuente más historias de personas de carne y hueso y menos de superhéroes. Protagonistas que sienten y padecen, llevan vestimentas más holgaditas y se dejan de mallas apretujadas. Menos vaticinar el final del mundo y más disfrutar del presente y de la cotidianeidad. Que falta nos hace.

Creo que sería la pera que si un político hace las cosas bien no nos sorprendiera y que sí llamaran la atención y nadie les riera las gracias a los jetas. A esos carotas tan comunes y que tanto daño hacen con su actitud de "ande yo caliente, ríase la gente". Aquí entran los que, pese a ser ilegal, siguen alquilando viviendas modo vacacional, los que piden la facturilla sin IVA, los que regatean para no asegurar a un trabajador o los que han conseguido un cartelito de minusválido, pese a no serlo, para poder aparcar donde les da la gana.

El año 2018 es ovalado. El ocho es un número que invita a deslizarse. Es bonachón y relajado. Por eso, y en el ámbito íntimo, creo que vale la pena hacer las paces con el aburrimiento y desarrollar el arte de vaguear en diferentes momentos de la semana. No tiene que ser necesario hacer siempre cosas y menos, tratar que éstas sean interesantes o útiles todo el tiempo. La productividad incesante está sobrevalorada. En la película Un viaje de diez metros, la propietaria de un restaurante de estrella Michelin, Helen Mirren, prueba las habilidades de un joven chef, Manish Dayal, pidiéndole que cocine una tortilla francesa. Un solo bocado le basta para saber si es un buen cocinero. La tortilla francesa es un buen principio. Sencilla, sabrosa, accesible, permite aderezos, es poco estridente y cero extravagante. Saludable, ligera, no cansa y, casi siempre, repetirías. Muy, pero que muy parecido a lo que le pido al 2018.

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