Diario de Mallorca

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Lo que hay que oír

El shock shockea el estado de shock

La última peste idiomática que deja en lenguaje de jubiletas el ´flipo´ y ´lo flipo´

No me digan ustedes que no mueven a ternura estas líneas del ABC: "Tras un momento de incredulidad, la reacción de la joven aficionada fue de estupefacción". Es decir "traduciendo al español", tras un momento en que no se lo creía, la chica quedó que no se lo creía. Tras un momento pasmada y asombrada, la muchacha reaccionó pasmada y asombrada. Viva la repetición, viva el pleonasmo, viva la redundancia. Pero no puede evitar el ABC ser clásico a tope, como corresponde. Fíjense que eso de "incrédula" y "estupefacta" no lo dice ya casi nadie. Hoy todo quisque prefiere otra fórmula cuando se queda de una pieza, de piedra, atónito, con la boca abierta, frío. Hoy "digo" todo bicho viviente "queda en shock" o "queda en estado de shock". Hace nada que la gente usaba el verbo "flipar" al quedar maravillada o admirada, asombrada o extrañada: "Flipo con lo que me dices". O, incluso, se tiraba de la versión breve: "Lo flipo". También hace muy poco "se alucinaba" o "se alucinaba en colores" ante lo sorprendente o deslumbrante. Pues bien, si ustedes quieren ser posmodernos de los de después de los posmodernos, ya se me están desprendiendo de esas viejunadas obsoletas en el 2018 que principia. Nada de "lo flipo, tío, es que alucino en colores" si uno quiere estar a la última. Lenguaje de jubiletas. Hoy se está en shock o en estado de shock. Y se está en shock o en estado de shock siempre, a todas horas, ante cualquier persona, animal o cosa, hay que decir que se vive en shock o en estado de shock si se quiere triunfar en sociedad. Practiquen ustedes conmigo: "El precio de las uvas me ha dejado en estado de shock". "He perdido mi boli, tía, estoy en shock". "Me shockea que no quedes en shock al ver mi estado de shock, macho". Y así sucesivamente.

Para no variar, eso de shock y estado de shock es otro calco del inglés: "Be in shock" o "Be in a state of shock". Tal parece que en español no tuviésemos palabras para designar el asombro, que no existieran extrañeza, desasosiego, desconcierto, azoramiento, aturdimiento, conmoción, sorpresa, impacto, amén de las ya dichas más arriba. Si hasta tenemos cataplexia y enlabio; si, por tener, tenemos ilapso y tenemos atarantamiento. Pero, papanatas somos y en shock estamos. Y ahora vamos a cosas serias. ¿Saben ustedes lo que significa "shock" realmente? Pues agárrense: "Estado de profunda depresión nerviosa y circulatoria, sin pérdida de la conciencia, que se produce después de intensas conmociones, principalmente traumatismos graves y operaciones quirúrgicas". ¿Creen ustedes que alguien en estado de shock puede siquiera balbucir que se encuentra en shock? De verdad de la buena, ¿no nos hemos vuelto un poco lelos cuando decimos cosas como "me he quedado en shock con el resultado del Albacete"? ¿No se parece mucho a esos exagerados de la vida que nos dan la turra con su "estoy deprimidísimo" cuando lo único que padecen es un ligero contratiempo en sus expectativas? Un respeto a los que de verdad están en estado de shock, ya vale de tanto banalizar con la lengua. No obstante, la RAE "con la gracia y diligencia y presteza que Dios le ha dado últimamente" prefiere "choque" a "shock". Y es que las disposiciones o registros o lo que fueren de los inmortales académicos son muchas veces de traca. ¿Con quién demonios hablarán que les diga "Fulano se ha quedado en estado de choque" o "Citana está en choque"?

Así que como (inútil) protesta ante esta nueva peste idiomática tan irrespetuosa con el dolor ajeno cierto, jamás usaré tal expresión shockeante. Y, qué quieren que les diga, cuando la oiga en labios de alguien, desempolvaré a los clásicos y responderé: "Si me pinchas, no sangro, compañero. Con lo que me dices, me dejas meando y sin echar gota". O sea, digo lo mismo, pero con menos glamur, shockeando menos.

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