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Matías Vallés

Al Azar

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Benditos sean los pisos vacíos

El conseller Marc Pons ha convertido su mandato de conseller en una cruzada contra los pisos vacíos. El político menorquín...

El conseller Marc Pons ha convertido su mandato de conseller en una cruzada contra los pisos vacíos. El político menorquín no pierde oportunidad de lamentar que una sola vivienda carezca de ocupantes. La semana pasada se expresó en términos lacrimógenos, ve una casa vacía y se le humedecen los ojos. También aquí se equivoca. Las casas deshabitadas amortiguan el impacto del exceso demográfico y turístico que se ha abatido sobre la isla. La Palma llena a rebosar que predica el Govern incorporaría doscientos mil habitantes adicionales y cien mil coches. ¿Este es el futuro que diseña la izquierda?

Benditos sean los pisos vacíos. La vigencia de una pequeña parte del parque inmobiliario desocupado es la única garantía de que disponen las víctimas, que viven de alquiler por propia voluntad o por obligación. ¿Acaso la ingenuidad del Govern se extiende a la ilusión de que los pisos en barbecho serán alquilados o vendidos a nativos que no pueden sufragarlos? Las casas cerradas son la única garantía de esponjamiento en la mayoría de barriadas mallorquinas. Esperen a ver el efecto demoledor que tendrá el arrendamiento masivo del interior de la isla. Ni una casa rural vacía.

Mallorca está demasiado llena, el Govern pretende incrementar salvajemente su población. Nos enfrentamos de nuevo al activismo desatado, que obligaba ayer a la hipoteca o a las inversiones. En contra del frenesí desbocado, Josep Vilarasau recordaba que los salvadores de la crisis económica fueron los ahorradores medios que mantuvieron intactos sus depósitos bancarios medidos en decenas de miles de euros, sin embarcarse en desquiciadas aventuras equinocciales. Y cabe suponer que el presidente de La Caixa posee un somero conocimiento de los engranajes económicos. Los pisos vacíos aportan un factor de equilibrio corrector, sus propietarios individuales pagan por una cuota adicional del bienestar de los vecinos. ¿No le gustaría que hubiera alguna casa sin gente en los contornos de su vivienda? Benditos pisos vacíos. Y quién pillara uno, dicho sea de paso.

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