Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

El primero de mayo del siglo XXI

El pasado siglo veinte significó un avance decisivo en los derechos básicos de los trabajadores, especialmente en Europa. Gracias a la lucha sindical y política de miles de trabajadores se fue construyendo y consolidando el denominado Estado del Bienestar. El salario mínimo, el derecho universal a la educación y sanidad públicas, la negociación colectiva, las prestaciones sociales vinculadas a la jubilación y al paro... Pero, ¿están consolidadas tales conquistas? El siglo XXI presenta nuevos retos. El dominio de las políticas neoliberales nos está conduciendo, a pesar de los "síntomas" de crecimiento y de creación de empleo, a la existencia de un mundo dual donde las diferencias aumentan sin cesar... ¿Cómo afrontar estas nuevas situaciones? No se trata de provocar estériles alarmismos, pero tampoco de esconder la realidad, ni permanecer anclados recordando glorias pasadas. Los Sindicatos, ¿están adecuados y preparados para dar respuestas eficaces a los nuevos retos que se presentan a los trabajadores en pleno siglo XXI?

Algunos piensan que es caduco y obsoleto referirse una sociedad de clases, y más en concreto a la "clase trabajadora". Lo que ocurre es que la "clase trabajadora", en un mundo globalizado y dominado por las políticas neoliberales, se ha convertido en una realidad más compleja. Hoy la clase trabajadora incluye nuevas realidades como pueden ser los autónomos y los currantes de cuello blanco. Hoy la clase trabajadora no sólo exige sus derechos laborales, sino también sus derechos de ciudadanía (el acceso a bienes de calidad tales como una educación, una vivienda, una sanidad...). Hoy, en nuestra sociedad, ¿están garantizados los derechos y las conquistas básicas en materia laboral y ciudadana? Incluso en nuestras democracias avanzadas, ¿no se están produciendo también procesos de exclusión social? Determinados colectivos, especialmente una parte significativa de nuestra juventud, comienzan a experimentar procesos de marginación laboral y social. Si observamos la situación real de nuestra sociedad, constatamos procesos continuos de deslocalizaciones (cambio de lugar de actividad productiva hacia otros destinos con costes laborales y fiscales inferiores) por parte de sociedades que sin ningún pudor declaran beneficios multimillonarios. Incluso en nuestra Comunidad asistimos a una progresiva temporalización y precarización en el empleo. ¿No estamos asistiendo a la creación de una sociedad dual, donde países, regiones y millones de personas viven situaciones sin presente ni futuro, de la que los inmigrantes son su realidad más sangrante. Podríamos continuar.

Ante tales retos, ¿cuál es la actitud de nuestros Sindicatos? Como otras muchas instituciones y organizaciones (incluidos los partidos políticos "viejos" y "nuevos"), no siempre han podido y/o sabido estar a la altura de las circunstancias y han sufrido en sus carnes un "desprestigio" político y social relevante (a veces con razón y otras por intereses externos). Los objetivos deben ser los mismos, pero los retos del S. XXI son distintos. Frente a las deslocalizaciones salvajes es imprescindible una actuación unitaria y coherente de los Sindicatos, cuanto menos, en el ámbito europeo. Aun existiendo la estructura sindical europea, el riesgo es que cada uno de ellos se limite a defender sus propios intereses nacionales, lo que es pan para hoy y hambre para mañana. Frente a la temporalización y precarización del empleo, resulta evidente que la aparición de las nuevas tecnologías requiere revisar a fondo los actuales modelos la de organización del trabajo. Sin duda es necesaria una mayor flexibilidad, pero esta flexibilidad puede ser perfectamente compatible con estabilidad laboral y profesional. Los Sindicatos, además de oponerse con razón a los procesos de precarización, ¿son capaces de proponer y pactar fórmulas más ágiles y flexibles de contratación y de organización del trabajo, precisamente para garantizar una estabilidad laboral? ¿Qué políticas sindicales desarrollan con colectivos tales como la juventud, que ven la igualdad de oportunidades como una simple utopía? Su objetivo básico es, o debiera ser, el mismo desde su fundación: la defensa de los derechos laborales y ciudadanos de los trabajadores.

Los Sindicatos no pueden limitarse a un ser un gran "aparato" que, con excesiva frecuencia, tiende a convertirse en burocrático-administrativo Deben regresar al "tajo", a las empresas, a los lugares de trabajo; y/o al territorio cercano en caso de redes de pequeñas empresas. Deben luchar por la derogación de la vigente Reforma Laboral, para recuperar entre otros objetivos la recuperación de la negociación colectiva como instrumento básico de la defensa de los intereses de los trabajadores. Deben refundar el Pacto de Toledo como garantía de unas pensiones dignas. Y suma y sigue. Los sindicatos siguen siendo necesarios. Una lectura del manifiesto conjunto de CCOO y UGT, redactado en ocasión del Primero de Mayo, trasmite una percepción positiva de que los sindicatos se están poniendo las pilas precisamente para dar respuesta a los nuevos (y viejos) retos del S.XXI.

Compartir el artículo

stats