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Apocalipsis vegetal

Los científicos han adelantado el reloj que marca la distancia del planeta al fin de los tiempos, situándolo a solo dos minutos del muy fatal desenlace. Con Trump al frente de la orquesta, únicamente falta decidir si el artefacto nuclear estallará en Siria o en Corea del Norte. Sin embargo, las expectativas sobre un fin del mundo hollywoodiense están claramente sobrevaloradas. La espectacularidad del hongo atómico oculta la elevada probabilidad de un apocalipsis doméstico, de minimalismo nórdico. Por ejemplo, Mallorca ha logrado envenenar su masa arbolada, que muere entre la inepcia característica de un Govern que desea trasladarle las medidas a un inminente ejecutivo del PP, y la convicción de que el negocio debe continuar.

El apocalipsis vegetal de la xylella fastidiosa demuestra que las bacterias sobrevivirán al ser humano con mejor suerte que las cucarachas. La catástrofe llega a Mallorca cuando el ecologismo ha desaparecido a manos del animalismo. La muerte accidental de un gato hubiera alcanzado mayor resonancia que la decapitación de un millón de árboles, que será necesaria antes de la llegada del próximo bicho. Nos acercamos así al paraíso de los urbanizadores. Sin masa forestal a proteger, se puede construir sin fronteras. Los edificios de hormigón también proporcionan sombra.

Entre los cien seres vivos que más amo, hay una mayoría de árboles, nunca me sorprendió que Platón los asociara a seres humanos. El suicidio masivo del arbolado mallorquín es la respuesta a una isla que ha traicionado todos los presupuestos del equilibrio poblacional, y que sigue embarcada en la borrachera del crecimiento. De hecho, los importadores de la xylella no han perdido perdón ritualmente como ocurriría en Japón. Al contrario, los intoxicadores se quejan de que alguien pretenda interrumpir su actividad mercantil. Mallorca nació a Europa gracias a un Arxiduc que se negó a talar un solo árbol, y ahora muere sin saberlo por haber incumplido ese axioma. Por supuesto, ningún proyecto de la ecotasa tiene por destino la mayor amenaza ecológica de los contornos. El Govern solo actuará en cuanto aparezca una bacteria que corroa el cemento.

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