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Matías Vallés

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Sánchez mira hacia Podemos

Jordi Évole pudo hacerle a Pedro Sánchez la entrevista que no supo hacerle a Otegi. El secretario general decapitado por los socialistas para apoyar...

Jordi Évole pudo hacerle a Pedro Sánchez la entrevista que no supo hacerle a Otegi. El secretario general decapitado por los socialistas para apoyar a Rajoy es una persona educada, un dato que confiere crédito a su relato de la cacería de que fue objeto en cuanto se le ocurrió que podría reencarnar a Zapatero. Debió votar no a Rajoy antes de dimitir de su escaño y no después, pero esta inversión queda aparcada ante una confesión televisada con notables dosis de autocrítica. El exsecretario, exdiputado y sin embargo nuevo candidato socialista ha descubierto a Podemos, con algún retraso. La formación de Pablo Iglesias puede no tener razón, pero sigue teniendo 71 diputados. Gracias a la "coherencia" del PSOE, es además el único partido político de entidad que se opuso al PP.

"Sánchez se arroja en brazos de Podemos", titulan ahora quienes vetaron al candidato socialista y quienes nunca titularán que "Rajoy se lanza en brazos de Ciudadanos". Cuando la antigua Convergència apoya al PP en la confección de la mesa del Congreso, es un éxito estratégico de una derecha magistral. Si el PSOE se acerca a Puigdemont, se somete a los independentistas y atenta contra las entrañas de la nación. Los populares legitiman todo lo que tocan, el socio más tibio de Sánchez quedaba embrutecido como un vicioso criminal. La operación ha funcionado, y el éxito es en política la medida de todas las cosas.

Sánchez no es un radical, jamás alcanzará la beligerancia de González y Guerra cuando eran socialistas. El secretario general traicionado por los suyos peca de moderado, según demostró al arrojarse en brazos de Ciudadanos para malograr su investidura. Ahora no pide exactamente perdón a Podemos por haber escogido al socio equivocado. Normaliza simplemente a una formación radical, que dobla ampliamente a Ciudadanos en escaños. Gremialmente, cabe agradecer a Sánchez la defensa del periodismo como actividad desligada de la propaganda. No se lamió las heridas, no se tomó demasiado en serio, debió aceptar el reto de Évole cuando le invitó a arremeter contra La Sexta. Vaciado de sus miedos, podría ser el líder que el PSOE necesita, por lo que no será el líder del PSOE.

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