Diario de Mallorca

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El diario británico The Economist, uno de los más prestigiosos en su terreno, cuenta con secciones que se centran sobre todo en la economía, por supuesto, pero también en política internacional, ciencia, tecnología y cultura. No tiene, que yo sepa, ni sucesos ni deportes, y es natural que sea así. Pero añade un servicio en verdad sorprendente: una Unidad de Inteligencia que ofrece a los clientes del grupo editorial una herramienta electrónica para valorar en 200 ciudades pertenecientes a 90 países los riesgos y las oportunidades que hay para los inversores.

La Unidad de Inteligencia de The Economist ha realizado un informe en el que entre las amenazas que existen para cualquiera dispuesto a meter su capital en una Bolsa o en un negocio ha valorado la de que Donald Trump logre convertirse en presidente de los Estados Unidos. Da esa posibilidad como poco probable pero, de producirse, la puntúa como un factor de riesgo que equivale en gravedad a la desestabilización de la economía mundial por culpa del terrorismo yihadista. De hecho, The Economist relaciona una y otra amenaza porque considera que si Trump impone la prohibición de viajar a los Estados Unidos a los musulmanes de todo el mundo esa política supondría un disparadero para los atentados de los fundamentalistas islámicos.

Dar a Trump como candidato del Partido Republicano no parece una apuesta imposible. Pero creer que se impondría a su contrincante del Partido Demócrata, Hillary Clinton según todos los síntomas, es, como el propio periódico británico asume, algo que pocos dan hoy por hoy como un riesgo real. Sin embargo las urnas son en cualquier lugar en el que se abran un instrumento de resultados imprevisibles. Por ejemplo, en los Estados Unidos se especula hoy con el hecho de que si son Trump y Clinton los candidatos y poco antes del día de las elecciones hay un atentado importante en cualquier ciudad grande norteamericana se dispararían las posibilidades de que el electorado optase lo suficiente en favor de un halcón como Trump llevándole hasta la Casa Blanca. Si añadimos que para la estrategia terrorista no hay nada mejor que un presidente guerrero en Washington, Daesh, Al Qaeda o cualquiera de sus franquicias pueden muy bien tener entre sus prioridades la de montar una catástrofe.

Se trata de especulaciones, sin duda, pero las especulaciones son el motor mismo del funcionamiento de los mercados de valores. De hecho, sólo la posibilidad de que Trump sea nominado como candidato republicano, despreciable hace un par de meses, es hoy un factor que los especialistas toman ya en cuenta. El informe de The Economist, por el simple hecho de existir, supone un factor de desestabilización dentro de la misma línea que un posible triunfo de Donald Trump. Vaya mundo hegeliano nos ha tocado vivir, en el que cualquier amenaza se convierte de golpe en real por el simple hecho de ser imaginable.

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