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Antonio Tarabini

Juego de Tronos (I): la derecha

Somos muchos los que tenemos la impresión de que tanto los viejos como los nuevos actores siguen los hábitos y contumbres de la vieja política. Abordan la necesidad de pactos para alcanzar unas nuevas mayorías políticas como un juego de tronos donde la clave es obtener la mayoría o minoría numérica necesaria, con aquel o con el otro, para ocupar y distribuir espacios de poder. Se hacen propuestas “generosas” de distribución de tronos, y se dejan para “después” (ad kalendas grecas”) los contenidos del pacto. Y ahora se ha añadido en el último minuto la pirueta política de Artur Mas de dar un “paso al lado” (no un “paso atrás”) facilitando la continuación del proceso de “desconexión” con España. Tiempo habrá de analizar el proceso catalán, pero no cabe duda de que va a condicionar las posibles correlaciones de las distintas fuerzas políticas en un pacto de gobierno y de gobernalidad.

Los ciudadanos mediante su voto han dejado un claro mensaje: no podéis seguir gobernando como hasta ahora, poneos de acuerdo para dar con las soluciones adecuadas a los problemas reales que sufre la ciudadanía. Pero para ello, como mínimo, se ha de coincidir en el diagnostico. Si se trata de una mera gripe es suficiente buscar y encontrar el antibiótico adecuado, y no tiene porque resultar dificil ponerse de acuerdo tirios y troyanos en su aplicación. Pero si el diagnóstico es más complejo y afecta a órganos esenciales deberán aplicarse medidas de choque y no simples cataplasmas, y en tal caso llegar a acuerdos es más complejo.

Unos, básicamente la derecha, piensan que lo peor de la crisis ya ha pasado, se crea empleo, se garantizan la jubilación y un salario mínimo, el consumo se reactiva. La realidad territorial y política necesita algunos ungüentos y poner freno sin más a las exigencias de los independentistas catalanes y asociados. Lo único necesario es seguir en línea, y en su caso aplicar un tanto de árnica a algunas reglas que regulan nuestra convivencia. Y desde tales premisas, y otras de diversa índole, plantean el reparto de tronos. Pero los resultados que obtuvo la derecha, representada por el PP y C’s, fueron muy inferiores a los esperados. Los populares fueron los más votados pero han perdido 63 escaños y más de tres millones y medio de votos. Ciudadadanos, con 40 escaños y más de tres millones y medio de votos, obtuvo unos buenos resultados para un partido emergente pero inferiores a los previstos. Entre ambos, PP y Ciudadanos, no han obtenido el número de escaños suficientes para alzanzar una mayoría que les posibilitara formar gobierno.

Para poder gobernar la derecha, los populares, han renovado sus fuerzas. Un posible pacto progresista y/o de izquierdas significaría literalmente irresponsabilidad e inestabilidad. Para Rajoy y Cía., los sociatas ahora son perfectos compañeros de viaje para salvaguarda de la patria. No hay líneas rojas, todo es negociable. Nos distribuimos los tronos (los cromos) y después decidimos el qué hacer y cómo.Un “Gran Pacto” PP-PSOE al estilo alemán, acudiendo a la responsabilidad patriótica de los socialistas para alcanzar un panorama político y un gobierno estable que posibilite consolidar el crecimiento económico ya iniciado y hacer frente al proceso político catalán. No cierran la posibilidad de propiciar un gran pacto incluyendo a Ciudadanos que, con más de 250 escaños, daría estabilidad política y socioeconómica. Y, como mal menor y última salida les quedaría gobernar en minoría, con los votos de Ciudadanos y la abstención de los socialistas.

De momento no funcionan los cantos de cisne procedentes también de los poderes fácticos internos y externos. La negativa del PSOE es clara. Dejar gobernar, por activo o por pasiva, a los populares significaría la muerte política del PSOE. La presión será brutal. Por si acaso, el banco de inversión Goldman Sachs, de siniestro recuerdo en la macroexplosión financiera, ya avisa que la “inestabilidad española puede poner en riesgo el euro”. Queda por ver cuál será la estrategia de Ciudadanos. Seguir las huellas de los populares no parece resultarles excesivamente beneficioso. No quedan claros sus posibles beneficios en unas posibles nuevas elecciones. De momento C’s “se planta” ante el reto catalán, pero no explicita el cómo.

En el caso de que nos vieramos abocados a unas nuevas elecciones, la derecha política y fáctica ya avisa (¡el que avisa no es traidor!) de que los socialistas serían los responsables por no aceptar ninguna de las sensatas propuestas de los populares, de gente de bien y de los poderes fácticos.

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